Un reto es un objetivo normalmente difícil de conseguir y por ello, en sí mismo, se convierte en un estímulo y un desafío para quien lo quiere o tiene que llevar a cabo. Los retos pueden constituir una forma de mover a una persona o equipo y pueden aportar aprendizajes y motivaciones.
Los retos pueden ser impuestos por personas o circunstancias e incluso pueden ser autoimpuestos. Al tratar de alcanzarlos se ponen a prueba conocimientos, actitudes y habilidades útiles para el desarrollo personal o de nuestro entorno. La primera característica que debe tener un reto es que sea alcanzable y que tenga un buen propósito.
Algunas de las claves para conseguir los retos son la constancia, el esfuerzo, celebrar los logros, las recompensas, adquirir los conocimientos y habilidades que nos requieren, buscar ayuda, gestionar adecuadamente el estrés, la automotivación y tener siempre una actitud positiva y realista. A lo anterior debemos añadir foco, calma, cuidar la salud y no «morir en el intento».
Los retos no tienen por qué ser complicados ni extremos. Pueden ser retos diarios, por ejemplo, el mejorar algo en casa o en el trabajo, leer o escribir un rato, mejorar hábitos alimenticios, caminar 30 minutos, ser más amable. Retos a más largo plazo pueden ser aprobar una oposición, conseguir una promoción laboral, cambiar de trabajo, aprender un idioma, estudiar algo nuevo…
Si usamos adecuadamente los retos, podremos mejorar nuestro espíritu e incluso nos pueden ayudar a conseguir nuestro leitmotiv en el día a día.
Autor: Pedro Porta. Director y Empresario, Sector Complementos Alimenticios
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