La Candida o Candida albicans es un microorganismo de tipo fúngico, es un hongo, muy habitual en nuestro medio, vive en todas partes, incluso en nuestro organismo. Su presencia no siempre es un problema, aunque en muchas ocasiones sí representa un reto para el equilibrio de nuestra microbiota y para nuestra salud.

Candida albicans es el patógeno fúngico más prevalente en humanos, el hongo que más infecciones (micosis) ocasiona, en muchas ocasiones graves. Es la causa más común de micosis profundas y candidiasis a nivel oral, vulvo-vaginal (70 a 90% de los casos de vulvovaginitis) e incluso intestinal. La boca y el aparato digestivo están colonizados por Candida en el 30-50% de las personas y la colonización vaginal por Candida albicans está en el 10-40% de las mujeres. La colonización oral es mayor en los lactantes y niños pequeños, así como en los ancianos, donde esta colonización candidiásica se ve favorecida por el uso de prótesis dentales.
También se ha descrito una mayor colonización en la boca y en el aparato digestivo en personas que han recibido un tratamiento con antibióticos o quimioterapia, en personas con diabetes mal controlada, en pacientes hospitalizados y en personas infectadas por el VIH. Las candidiasis son ocasionadas mayoritariamente por Candida albicans aunque también hay otras especies que pueden estar implicadas, como C. parapsilosis, C. glabrata o C. tropicalis.
El tratamiento habitual alopático se basa primero de todo en un diagnóstico precoz y certero de la infección, después en la corrección de los factores facilitadores, como falta de higiene o exposición a humedad en la zona, o de las enfermedades subyacentes, como la diabetes y finalmente en la determinación del tipo de infección candidiásica y el empleo de fármacos antifúngicos apropiados. Según la extensión de la infección y el estado general del paciente, se decide un tratamiento tópico o sistémico. Tópicamente se puede emplear cotrimazol, miconazol, ketoconazol, sertoconazol, terbinafina o naftilina. Y los tratamientos sistémicos más frecuentemente empleados son itraconazol o fluconazol.
El uso generalizado de antifúngicos ha llevado al desarrollo de farmacorresistencia en el tratamiento de infecciones por C. albicans
Sin embargo, el uso generalizado de antifúngicos, particularmente los medicamentos azólicos, ha llevado al desarrollo de farmacorresistencia en el tratamiento de infecciones por C. albicans, un problema de creciente importancia. Por eso hay una necesidad urgente de nuevos agentes antifúngicos para un manejo eficiente de las infecciones por Candida y, en la actualidad, la investigación se está enfocando también en principios activos naturales que puedan aportar una solución a este problema. Muchas plantas tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas debido a sus componentes y varias revisiones han indicado que algunas tienen efectos antibacterianos, antivirales y antifúngicos. Es el caso del ajo, el té verde, el própolis, la curcumina, el regaliz, la canela, el resveratrol, el jengibre y la berberina que se han investigado por su potencial antifúngico, especialmente en estudios in vitro y en candidiasis oral con resultados prometedores en algunos casos.
El ajo (Allium sativum) es una de las hierbas medicinales con propiedades antimicrobianas que también mejora el sistema inmunitario. Contiene grandes cantidades de compuestos organosulfurados, como alicina y flavonoides, que pueden prevenir el daño oxidativo y reducir la presión arterial y la hipercolesterolemia, lo que podría conducir a la reducción y prevención de enfermedades cardiovasculares (ECV) y ciertos tipos de cáncer. Además, se ha observado que los componentes activos del ajo, la alicina y la allicetaína (los compuestos que contienen más azufre) tienen propiedades antimicrobianas. El extracto de alicina y de ajo provoca un aumento en la síntesis de citocinas, actividad de macrófagos, linfocitos y otras células del sistema inmunitario, siendo eficaz contra bacterias grampositivas y gramnegativas, así como contra C. albicans. Los resultados de un estudio in vitro demostraron que el aceite esencial de A. sativum es más eficaz que el fluconazol en la prevención del crecimiento de C. albicans en prótesis dentales.

El té verde (Camellia Sinensis) es una de las bebidas más populares, que tiene una alta cantidad de flavonoides de tipo catequinas, como la epicatequina o la epigalocatequina, con propiedades antioxidantes. Además de varios beneficios para la salud del té verde como antihipertensivo, hipolipidémico, antihiperglucémico, antiarteriosclerótico, anticancerígeno, antioxidante y propiedades antitrombóticas, contiene algunos ingredientes polifenólicos que muestran actividades antifúngicas contra la Candida. Algunas de ellas pueden mejorar el eritema y la inflamación de las mucosas y también ejercer un efecto inmunomodulador contra la candidiasis oral. Los flavonoides pueden inducir la síntesis de sustancias que activan la llegada de neutrófilos al lugar de la infección para así impedir la formación de colonias de C. albicans. La actividad antifúngica del té verde se está investigando para su posible aplicación clínica en infecciones de la cavidad bucal.
El propóleo es producido por las abejas melíferas a partir de sustancias extraídas de partes de algunas plantas. Tiene una amplia gama de constituyentes biológicos (más de 230 constituyentes) y varias actividades biológicas, que incluyen antioxidante, antiinflamatorio, antibacteriano, antiviral, fungicida, hepatoprotector, captador de radicales libres, inmunomodulador y antidiabético. Durante mucho tiempo, el propóleo se utilizó para mejorar el estado de salud de numerosas enfermedades, como las infecciones mucocutáneas de etiología fúngica, bacteriana y viral y los trastornos gastrointestinales. Respecto a la actividad antifúngica del propóleo, existe la hipótesis de que puede provocar un cambio en el hongo seguramente impidiendo su crecimiento. Varios investigadores han estudiado el potencial del propóleo frente a C. albicans, con resultados positivos.
En la actualidad, la investigación se está enfocando también en principios activos naturales que puedan aportar una solución a este problema
La raíz de regaliz contiene también muchos flavonoides y triterpenoides. Estos extractos muestran algunas actividades antiinflamatorias, antiulcerosas, antimicrobianas y antifúngicas. La eficacia de la raíz de regaliz en enfermedades orales como caries dental, candidiasis, enfermedad periodontal ha sido de gran interés y varios estudios lo han investigado con buenos resultados.
La curcumina es el pigmento bioactivo que se encuentra en la cúrcuma y posee características antioxidantes, antiinflamatorias, antitumorales y antimicrobianas. A pesar de su potencial, la curcumina es lipofílica (no se disuelve en agua), por lo que la aplicación clínica de la curcumina es todavía problemática dada su poca absorción. En eso se está trabajando en muchos estudios para conseguir una estrategia que ayude a que esos beneficios puedan realmente plasmarse en el organismo.
Así, las plantas medicinales pueden ser útiles en el tratamiento de C. albicans y están siendo consideradas como opciones terapéuticas por ser una alternativa segura, accesible y económica. Sin embargo, aunque los datos son prometedores, la mayor parte de la evidencia se basa en estudios in vitro por lo que se necesitan más ensayos clínicos que sitúen estas plantas al arsenal terapéutico habitual.
Autora: Dra. Laura I. Arranz, Farmacéutica y Dietista – Nutricionista
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