Los cólicos de los bebés continúan siendo un misterio. A pesar de numerosas investigaciones y teorías, aún no sabemos por qué hay tantos bebés que lloran desconsoladamente horas y horas cada día durante meses.

cólico del lactante
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Los bebés con cólicos lloran una media de 2-3 horas cada día, generalmente durante la tarde y el principio de la noche, y desde fuera, no parece haber una razón para ello (no tienen hambre, ni frio, ni necesitan un cambio de pañal). Estos episodios, que suelen empezar en las primeras semanas de vida, pueden prolongarse hasta el tercer o cuarto mes, y en algunos casos, incluso hasta después del sexto mes. A pesar del malestar obvio que causan los cólicos en los bebés, estos episodios en sí mismos no son peligrosos y el bebé por lo demás está sano y crece con normalidad.

¿Por qué se producen los cólicos?

El término cólicos se escogió porque al principio se pensaba que el origen de este trastorno era digestivo. Se creía que el bebé no digería bien la leche o que producía muchos gases y esto le causaba incomodidad y dolor. Esta hipótesis se ha ido abandonando, entre otras razones porque ninguna de las medidas dirigidas a mejorar la digestión ha conseguido disminuir las crisis de llanto de los bebés con «cólicos». Cada vez más se cree que el llanto del bebé es su respuesta ante una estimulación sensorial inadecuada.

Para entender esto debemos recordar cómo es el ambiente dentro del útero. Durante la gestación, el bebé está en un medio líquido, relativamente oscuro, y sometido a un movimiento y vibración continuos. Aunque se tiende a pensar que el interior del útero es silencioso, en realidad el bebé está escuchando continuamente los latidos del corazón de su madre, su voz, sus ruidos intestinales, la sangre circulando por los vasos sanguíneos y un montón de sonidos que llegan del exterior, atenuados. Todo esto configura un mundo sensorial muy rico y variado, con la intensidad justa para el correcto desarrollo cerebral del bebé. Al nacer, esta armonía se rompe. El bebé se ve expuesto, por una parte, a una sobreestimulación sensorial (exceso de estímulos) y por otra a una infraestimulación sensorial (no suficientes estímulos). Esto no es una contradicción, como veremos a continuación:

  • por exceso: las luces brillantes, los ruidos de las ciudades, de la televisión y otros dispositivos son abrumadores para los bebés, así como los lugares con mucha gente y actividad (centros comerciales, hospitales, oficinas, medios de transporte público, teatros y conciertos). Los bebés pequeños no deben ir a estos sitios (excepto al hospital cuando sea imprescindible, por supuesto).
  • por defecto: muchos bebés son tumbados en sus cunas y dejados allí durante horas, a veces solos en una habitación. El bebé es privado así de estimulación táctil y de la producida por el movimiento, la vibración y por los sonidos suaves. Estar tumbado en una cuna es anti-natural para un bebé. En muchas culturas no se usan cunas y de hecho parece que por este y otros motivos, los bebés de culturas no occidentales lloran menos.

Cada vez más se cree que el llanto del bebé es su respuesta ante una estimulación sensorial inadecuada

¿Se puede entrenar a los bebés a no llorar?

El llanto es el lenguaje de los bebés. Si un bebé no llorase, moriría en pocos días por falta de cuidados. Su madre y otros cuidadores no podrían saber si tiene hambre o alguna otra necesidad. El llanto es un mecanismo esencial de supervivencia y por ello, simplemente no existen bebés que no sepan llorar. Un bebé que deja de llorar cuando tiene motivos para hacerlo puede estar indicando que tiene una enfermedad grave. Que el bebé esté muy tranquilo y no reaccione con llanto ante el hambre o cualquier otro estímulo es uno de los signos de alarma principales que todos los padres deben aprender antes del alta de la Maternidad y que obliga a buscar asistencia médica urgente.

Cada vez que un bebé llora está expresando una necesidad y reclamando una atención o cuidado fundamental para su vida. Los bebés no lloran para molestar, no pretenden «manipular» a nadie (no saben qué significa eso y si lo supieran, su cerebro no tiene la capacidad para hacerlo) y no son «malos» o «difíciles» por llorar, del mismo modo que el bebé que llora poco no es un «bebé bueno», sino un bebé que tiene sus necesidades cubiertas. Desgraciadamente demasiadas personas sin conocimientos opinan sobre el llanto de los bebés y dan consejos contraproducentes y dañinos.

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«Dejar llorar a los bebés» para que se hagan independientes y no «se acostumbren a los brazos» es muy perjudicial, aunque los efectos no se vean inmediatamente. El contacto físico entre el bebé y su madre no es un capricho, sino una necesidad biológica imperiosa. El bebé que no recibe contacto físico continuo, o al menos frecuente, pasa miedo y estrés y esto repercute en su desarrollo intelectual y emocional. Inicialmente el bebé llorará pidiendo ayuda, pero si no se atiende su llanto, antes o después dejará de llorar, pues comprenderá que sus necesidades no cuentan. Esto contribuye a construir personas inseguras y ansiosas, con dificultades para comunicarse y relacionarse con otros.

¿Qué puedes hacer si tu bebé sufre de «cólicos»?

En primer lugar es esencial una consulta con vuestro pediatra para comprobar que todo está bien. Los síntomas de los cólicos pueden estar enmascarando algún problema que requiera tratamiento médico, como el reflujo o la intolerancia a alguna de las proteínas de la dieta de la madre, o a la leche de fórmula en el caso de que tome biberón. Si el bebé está sano, entenderemos que el llanto está expresando que la estimulación ambiental es inadecuada y que hay que modificarla. Para ello trataremos de imitar lo más posible el ambiente que rodeaba al bebé dentro del útero. Cada vez más expertos hablan de la importancia del periodo de exterogestación para el desarrollo intelectual y emocional.

El contacto físico entre el bebé y su madre no es un capricho, sino una necesidad biológica imperiosa

La medida preventiva más eficaz es el porteo continuo. Cargar al bebé junto al pecho de la madre o del padre, mediante un fular o una mochila porta-bebés, tiene muchas ventajas frente a dejar al bebé tumbado en la cuna; y debería usarse en todos los bebés por defecto.

  • El porteo proporciona al bebé contacto físico con la piel de su madre o su padre.
  • El bebé recibe una estimulación acústica adecuada: los latidos del corazón de su progenitor, sus voces.
  • El bebé se está moviendo todo el tiempo- al igual que dentro del útero; y los pasos de su madre o padre le producen un masaje vibratorio continuo.
  • El bebé se alimenta del pecho de su madre con más frecuencia y la digestión mejora. La posición vertical en el porteo disminuye el reflujo y la acumulación de gases intestinales.
  • La postura de porteo favorece el desarrollo normal de la espalda, el cuello y la cadera del bebé. El porteo debe ser ergonómico y realizarse de forma segura. Si no tienes experiencia en este tema, consulta a tu pediatra o a un fisioterapeuta infantil.

Para calmar al bebé que ya está llorando podemos sujetarle en horizontal con nuestros brazos, con el bebé mirando al suelo, y hacer movimientos de balanceo. También funciona sentarnos en una pelota de Pilates con el bebé en brazos y hacer movimientos de rebote. Hablar o susurrar fuerte al bebé que llora suele tranquilizarle.

Para los momentos realmente difíciles los paseos en coche suelen obrar milagros, gracias al masaje vibratorio que transmiten. Si vives en un lugar con calles empedradas, tiene el mismo efecto dar un paseo por estas calles al bebé en su cochecito.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra, www.creciendoenverde.com

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