Ya sabemos que la tos es un mecanismo fisiológico de defensa de nuestro cuerpo que nos ayuda a eliminar mucosidad, obstrucciones o sustancias extrañas de las vías respiratorias. Por este motivo, eliminarla indiscriminadamente no tiene sentido, pero sí en algunas circunstancias la tos puede agravar una situación o puede resultar tan insidiosa que no nos permita el descanso. En esos casos el uso de antitusígenos puede ser una ayuda ya que bien utilizados, pueden contribuir a la recuperación del proceso que se esté sufriendo. Como siempre, el uso racional de estos fármacos es imprescindible.


Causas y tipos de tos
La tos puede tener un origen irritativo, normalmente por irritación de la faringe, y en este caso se caracteriza por ser seca y se produce como respuesta al picor o al dolor que podemos sentir en la garganta. También puede ser debida a la irritación de los bronquios y la obstrucción de las vías aéreas que puede producirse en procesos infecciosos respiratorios que siempre llevan a procesos irritativos e inflamatorios. Además, si las vías respiratorias están irritadas puede haber una broncoconstricción que produce tos en un intento del cuerpo de abrir esos canales por donde debe entrar el aire que necesitamos para respirar.
La tos puede ser también productiva. En este caso hablamos de tos que se produce para poder eliminar la mucosidad que el cuerpo está generando para eliminar la causa del proceso que le está afectando. Los mocos que se generan sirven para atrapar literalmente a los microorganismos patógenos que están causando infección y eliminarlos. Normalmente, el cuerpo por si solo va a poder expulsar esa mucosidad con ligeros movimientos peristálticos de las vías respiratorias que impulsan los mocos hacia el exterior. Sin embargo, en ocasiones esa mucosidad puede quedarse algo estancada o poco movilizada por el cuerpo y puede ser bueno una ayuda que contribuya a sacarla mejor y antes. Un moco con infección es normalmente espeso y amarillo e incluso verdoso y cuanto antes esté fuera de nuestras vías respiratorias antes se resolverá la infección. Estas infecciones de las vías respiratorias pueden ser originadas por virus o bacterias que, normalmente, aprovechan una irritación en la zona y unas defensas no muy fuertes para colonizar una parte de nuestro cuerpo. En este caso es recomendable consultar con el médico por si se está ante una pulmonía o peor, ante una neumonía.
En definitiva, la tos sirve para lograr que las vías respiratorias queden libres, de moco, de obstrucciones, etc., y puedan hacer su función de dar paso del aire y por tanto a permitir nuestra oxigenación. Como en muchas ocasiones la tos se produce por problemas menores o por infecciones víricas en las vías altas, faringe principalmente, no requieren más tratamiento que una buena hidratación, infusiones y suavizantes naturales como la miel. Pero dependiendo del tipo de tos, su intensidad, si impide el descanso, si está irritando más las mucosas, etc., podemos considerar interesante una pequeña ayuda con algún fármaco antitusígeno. En muy pocas ocasiones hará falta el uso de otros fármacos como antibióticos, en realidad, solo cuando hay una infección bacteriana que el cuerpo no puede eliminar.
Los mocos que se generan sirven para atrapar literalmente a los microorganismos patógenos que están causando infección y eliminarlos
Tipos de antitusígenos
Se trata de sustancias farmacológicas que tienen capacidad de inhibir la tos, por tanto, sirven para esos casos en los que la tos, habitualmente seca, provoca más irritación o para cuando la tos es nocturna e impide el descanso y por tanto la recuperación del paciente que la sufre. Nunca deben usarse en casos de tos productiva, es decir, con mucosidad. Este grupo terapéutico está formado por gran número de medicamentos, la mayoría con un largo recorrido en su historia de uso. En general, actúan en el sistema nervioso central, muchos de ellos en el centro bulbar que es el que controla la tos.
Además de estos medicamentos, para el tratamiento de la tos, podemos pensar en otro grupo farmacológico como son los mucolíticos. Aunque en realidad no son antitusígenos pues actúan fluidificando la mucosidad y permitiendo su eliminación, por lo que no inhiben la tos, sino que la facilitan para poder expectorar. Lógicamente después de eliminar la mucosidad, la tos se calma. Todos ellos deben ser prescritos por el médico para asegurar que el tratamiento es realmente el que necesitamos. Los tres antitusígenos más utilizados son los que siguen.


Codeína
Es una sustancia de tipo alcaloide derivada del opio. Se trata de un antitusígeno de acción central, que actúa deprimiendo el centro de la tos. Tiene una acción analgésica moderada, que puede verse potenciada cuando se toman simultáneamente otros fármacos analgésicos como el ácido acetilsalicílico o el paracetamol. Siempre estará indicada en el tratamiento de la tos seca, siempre improductiva, es decir, sin mucosidad.
El efecto secundario más importante y que se produce prácticamente siempre es que provoca estreñimiento. Por eso, cuando se toma, es conveniente procurar medidas dietéticas que favorezcan el tránsito intestinal. Además, otros efectos adversos frecuentes también son la somnolencia, pues tiene efecto sedante, la potenciación de los efectos del alcohol, por eso debe evitarse consumirlos simultáneamente, y, a dosis elevadas, la codeína puede causar una depresión respiratoria y del sistema nervioso central que, por supuesto, es grave. Es una sustancia que puede crear adicción.
En ancianos, los efectos adversos pueden manifestarse más acusados, por ello, se recomiendan dosis menores con períodos de tratamiento muy ajustados. El uso en embarazo y lactancia no está recomendado, aunque según la Academia Americana de Pediatría las dosis terapéuticas sí pueden ser compatibles con la lactancia.
Nunca deben usarse antitusígenos en casos de tos productiva, es decir, con mucosidad
Dextrometorfano
Al igual que la codeína también es una sustancia de tipo alcaloide derivado del opio. También actúa a nivel central, deprimiendo la actividad del centro bulbar de la tos. Su eficacia es comparable a la de la codeína y la ventaja es que no produce depresión respiratoria ni del sistema nervioso central. En este caso no hay ningún tipo de acción analgésica y su capacidad adictiva es mínima. Aunque tiene efectos adversos, entre ellos el estreñimiento y un poco de somnolencia, no son tan frecuentes ni tan intensos como en el caso de la codeína. Por todo esto es considerado el fármaco de elección, tanto en adultos como en niños y, sobre todo, cuando es preciso evitar el efecto sedante. Está indicado en el tratamiento de todo tipo de tos seca: tos irritativa, tos nerviosa, tos por bronquitis, tuberculosis, edema pulmonar, traqueobronquitis, sarampión o tos ferina.
Es el antitusivo de elección en embarazo, aunque siempre bajo supervisión del médico y, en la lactancia debe valorarse el riesgo/beneficio pues se desconoce si es excretado con la leche materna.
Cloperastina
Se trata en realidad de una sustancia antihistamínica con una relativa actividad antitusígena de acción central pues inhibe el reflejo de la tos. Se utiliza en el tratamiento sintomático de la tos no productiva de cualquier tipo y origen tanto en adultos como en niños de más de 2 años. Puede tener efectos adversos como otros antihistamínicos, entre ellos cierta sensación de somnolencia, en dosis altas sedación e incremento de peso en tratamientos muy prolongados. Es importante tener en cuenta que está contraindicado en el embarazo y la lactancia y también en pacientes con depresión respiratoria, insuficiencia respiratoria o asma severos.
En los tres casos son fármacos que pueden tomarse con o sin alimentos, pero lo que es muy importante, por su acción en el sistema nervioso central, es evitar el consumo de bebidas alcohólicas durante el tratamiento. Siempre es importante hacer un uso muy puntual para poder eliminar la tos facilitando al cuerpo la recuperación del proceso irritativo que le esté afectando.
Autora: Dra. Laura I. Arranz, Farmacéutica y Dietista- Nutricionista
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