Cada vez disponemos de más información y pautas para llevar una vida saludable. Hay más ganas de comer mejor, pero la inquietud sobre la alimentación puede convertirse en un problema. Hoy lo conocemos como ortorexia u ortorexia nerviosa.

¿Qué es la ortorexia?
En 1997, el médico estadounidense Steven Bratman definió por vez primera la palabra «ortorexia», del griego orthos (correcto) y orexis (apetito). Se trata de la obsesión patológica e irracional por la comida saludable y por la calidad de los alimentos, convirtiéndose así en la principal preocupación de la persona que la padece, incluso en el objetivo de su vida. Se suele decir que el paciente ortoréxico «tiene un menú en lugar de una vida».
En los tiempos que nos ha tocado vivir, con el abuso de la comida preparada y los conservantes, o con la enorme presencia de alimentos ultraprocesados, rebosantes de pesticidas y química de síntesis, es lógico que toda persona consciente y responsable se interese por los productos que ingiere. El problema aparece cuando esta necesidad se convierte en una obsesión patológica hacia la comida, y en este caso hacia la comida biológicamente pura. A menudo las causas de la ortorexia comienzan con la búsqueda de una alimentación más saludable.
Las señales
El síntoma principal que caracteriza la ortorexia es la preocupación excesiva por todo lo que se ingiere. Suele hablarse de trastorno, por ejemplo, cuando el paciente invierte muchas horas al día, todos los días, planificando y preparando las comidas. Y suelen ser tan estrictos que incluso se sienten culpables cuando lo incumplen, y se «castigan» con dietas más rígidas.
El síntoma principal que caracteriza la ortorexia es la preocupación excesiva por todo lo que se ingiere
Los ortoréxicos eliminan por completo determinados alimentos de la dieta. No sólo carnes y grasas nocivas, una elección cada vez más presente en todas partes, gracias al gran número de personas veganas o vegetarianas. En esos casos se demonizan otras sustancias, por ejemplo, el azúcar. Desde siempre hemos insistido en la nocividad del azúcar (ese producto blanco, refinado e industrial añadido al pan de mala calidad y a un sinfín de alimentos). El azúcar es un ladrón de calcio para el organismo, cuyos efectos nocivos hoy son bien conocidos y que conviene evitar a toda costa. El problema aparece cuando el azúcar, o cualquier otro alimento, más o menos nocivo o no, se convierte en obsesión.
El inicio: hábitos de vida saludables
Los ortoréxicos suelen ser personas muy abiertas a la hora de compartir sus ideas o «reglas» de alimentación y suelen presumir de ellas cuando están con otras personas. Igualmente suelen menospreciar a quienes no siguen algún tipo de dieta, por lo que suelen verse abocados al aislamiento social. La ortorexia suele comenzar con hábitos de vida saludables que se van convirtiendo en obsesión y puede provocar en los pacientes grandes pérdidas de peso. Además, dejan de saber cuándo tienen hambre o cuándo están saciados. Normalmente el ortoréxico no sustituye los alimentos que rechaza por otros que le puedan ofrecer aportes nutricionales parecidos, por lo que pueden darse anemias, o bien carencias vitamínicas o de oligoelementos o falta de energía.
Psiquiatras y psicólogos observan con frecuencia que la preocupación excesiva por la comida sana tiene que ver con un malestar o una dificultad personal que se intenta paliar controlando otros aspectos de la vida (en este caso, a través de la comida). Sin embargo, no está aún recogida en las clasificaciones psiquiátricas oficiales.

Causas
- La ortorexia suele manifestarse en personas con comportamientos obsesivos –como en los casos de trastorno obsesivo compulsivo– y muy perfeccionistas. Este último rasgo es compartido con los casos de anorexia, bulimia y otros trastornos de la conducta alimentaria, si bien no conviene confundir ortorexia con un interés racional hacia la comida saludable. Además, en la anorexia y la bulimia la obsesión es sobre la cantidad, y en la ortorexia la preocupación es la calidad de la comida (y no se da una distorsión de la imagen corporal).
- Es un trastorno que puede afectar a cualquier persona, pero hay más factores de riesgo si es mujer y joven. También si se disfruta de un nivel adquisitivo.
- Los deportistas también son un sector vulnerable, ya que desarrollan una elevada conciencia sobre la nutrición y los efectos de esta sobre su físico y su rendimiento. De hecho, ortorexia y vigorexia se consideran los nuevos trastornos de obsesión por una vida saludable.
- No conviene descartar los intereses económicos de la industria alimenticia convencional, más centrada en el negocio que en la verdadera salud de las personas.
- El culto por la imagen se considera socialmente como sinónimo de éxito y fomenta una presión estética que puede derivar en el desarrollo de dietas inflexibles, severas y poco recomendables.
- Entre las personas que han sufrido anorexia pueden darse, en su proceso de recuperación, una serie de costumbres, ritos o patrones de alimentación que derivan en ortorexia.
- Hay una sensación de control sobre las circunstancias y los aspectos de su vida al comer de la forma que considera correcta.
Los deportistas también son un sector vulnerable, ya que desarrollan una elevada conciencia sobre la nutrición y los efectos de esta sobre su físico y su rendimiento
Diagnóstico
Existe una línea muy delgada entre el interés por la comida sana y la obsesión por ella. Por eso conviene tener en cuenta que la clave para el diagnóstico de cualquier enfermedad mental es que el trastorno cause daño al paciente, tanto físico, como social y emocional. Para detectar ortorexia, los especialistas incluyen en la entrevista clínica preguntas como éstas, destinadas a esclarecer la existencia de un comportamiento patológico:
- ¿Te preocupas más por las características saludables de lo que comes que por el placer de comerlo?
- ¿Pasas más de tres horas al día pensando en comida saludable?
- ¿Te sientes superior respecto a otras personas que no comen como tú?
- ¿Te sientes culpable si te saltas la dieta que has decidido seguir?
Hay que tener en cuenta que la ortorexia avanzada puede suponer un peligro para la salud. Pueden aparecer niveles bajos en sodio, o episodios de acidosis metabólica (cuando el cuerpo produce demasiado ácido o cuando los riñones no están eliminando suficiente ácido del cuerpo), e incluso un bajo nivel inmunitario.
¿Qué podemos hacer? Tratamientos
El tratamiento de las personas que sufren ortorexia se basa, sobre todo, en la terapia psicológica. El psicoterapeuta abordará lo que subyace en esa actitud tan patológica. Según las consecuencias afectivas o de ansiedad del afectado se puede administrar algún regulador del estrés. Los tratamientos con hipérico (Hipericum perforatum), son también interesantes, si bien el terapeuta debe controlar las dosis, y los resultados no comienzan a aparecer hasta pasadas tres semanas. En bastantes casos el trastorno se aborda de forma multidisciplinar, con un equipo de profesionales que incluye psiquiatra, psicólogo y dietista-nutricionista.
La educación nutricional es esencial para que el paciente vuelva a recurrir a la intuición. Por supuesto, seguirá eligiendo alimentos de calidad –ecológicos, por ejemplo–, pero debe comer cuando tenga hambre y dejar de hacerlo cuando se sienta satisfecho.
Autor: Jaume Rosselló, Editor especializado en salud y alimentación
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