Originaria de las zonas más áridas de la India y de Sudáfrica, la withania o ashwagandha (Withania somnífera) es un arbusto de hoja perenne y 1,5 m de alto, popularizado como el «ginseng indio». Se encuentra también en Pakistán, Sri Lanka, sur de Europa, Norte de África y en la Macaronesia (Madeira, Azores, Canarias y Cabo Verde). En la Península Ibérica se encuentra esporádicamente en el sur, en la zona mediterránea, en donde suele ser conocida como «oroval» o «buferea», dos de los muchos nombres de esta planta solanácea de flor amarilla. La ashwagandha da un fruto rojo como el tomate (es de la misma familia, pero con la forma y el tamaño de una baya). Su nombre procede del sánscrito y significa «aroma del caballo», por el peculiar olor que desprende.

Una planta estimulante… que ayuda a dormir
La withania o ashwagandha se ha utilizado desde hace siglos como planta tónica y rejuvenecedora en la medicina ayurvédica. La raíz posee propiedades sedantes, y su uso principal es similar al del ginseng en la medicina tradicional china, es decir, se utiliza como adaptógeno, si bien sus efectos son bastante más suaves. Como decimos, se utiliza (fundamentalmente la raíz, y a veces las hojas y semillas) para conciliar el sueño y combatir el estrés. Se encuentran referencias al uso de ashwagandha en el Charaka Samitha, el primer texto ayurvédico conocido (fue escrito aproximadamente hace 2.800 años). La ashwagandha es considerada como una planta rejuvenecedora para los músculos, la medula ósea y el aparato reproductor.
Tónico revitalizante
En la medicina ayurvédica tiene un importante papel como tónico revitalizante y protector de las defensas. Además, favorece la regeneración de los tejidos hasta tal punto que se emplea en caso de heridas o lesiones. Por otra parte, la ashwagandha es una de las mejores plantas que existen para abordar aspectos emocionales de la mente: promueve la claridad, la calma y el sueño reparador. Como suplemento dietético se emplea para potenciar el rendimiento mental, mejorar la capacidad de aprendizaje y para disminuir el estrés y la fatiga.
Como suplemento dietético se emplea para potenciar el rendimiento mental, mejorar la capacidad de aprendizaje y para disminuir el estrés y la fatiga
Propiedades adaptógenas de la ashwagandha
Se han investigado la mayoría de componentes de la ashwagandha para evaluar su actividad farmacológica. Es rica en flavonoides, lactonas esteroides (whitanoloides) y alcaloides. Su raíz presenta más de treinta whitanoloides y veinte alcaloides. En estos últimos años esta planta se está recomendando en Occidente para tratar el déficit de función cerebral propio de la edad senil y como estimulante no específico en caso de infecciones por virus. También, como decimos, para hacer frente a la fatiga provocada por el estrés. Algunos componentes de la ashwagandha hacen que actúe como adaptógeno, ya que posee una acción relacionada con la respuesta inmunitaria del organismo.

Artritis, antiaging y longevidad
La mayor parte de trabajos científicos sobre la ashwagandha son más bien recientes. En estudios realizados en 1978 (Singh, y colaboradores) se demostró, con dosis diarias del vino medicado de raíz –ashwagandharista– durante 30 días, su utilidad para tratar neurosis de ansiedad, con una mejoría en la sintomatología clínica de palpitaciones, temblores, cefaleas, anorexia, falta de concentración, fatiga e irritabilidad. Diez años antes se había demostrado el efecto del polvo de raíz en pacientes con artritis reumatoide. Y en 1991 se demostró su utilidad (en estudios a doble ciego, controlados con placebo) en el tratamiento de la osteoartritis, tanto para el tratamiento interno como externo.
Desde hace siglos en la India ya se utilizaba la ashwagandha como un recurso antiaging en la medicina tradicional ayurvédica. Numerosos estudios farmacológicos han puesto de manifiesto que algunos de los principales componentes de esta planta poseen propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y moduladoras del sistema inmunitario.
En el caso de la quimioterapia, la ashwagandha reduce la toxicidad de la ciclofosfamida sobre la médula ósea y el tracto urinario
Los científicos nos dicen también que la ashwagandha contiene sustancias –como los sitoindósidos– que aumentan los niveles endógenos de catalasa, superóxido dismutasa y ácido ascórbico, reduciendo la peroxidación de las grasas. También contiene varios alcaloides (somniferina, somnina, anaferina y seudotropina) responsables de sus efectos antiespasmódicos y relajantes.
¿Ashwagandha y cáncer? Qué podemos esperar de la planta
El principal motivo por el que la planta se está haciendo famosa es el hallazgo de una destacable actividad antitumoral. Se han publicado ya numerosos estudios sobre la actividad antitumoral de la ashwagandha. En alguno de ellos se evidencia una actividad antitumoral sobre numerosas líneas celulares, en particular, las derivadas del cáncer de colon humano, pulmón y mama. Diversas pruebas muestran que el extracto de ashwagandha puede ser capaz de inhibir el crecimiento de diversos tipos de tumor (fibrosarcoma, melanoma, carcinoma de piel).
Se cree que esta actividad antitumoral de la planta se debe al aumento de la síntesis de catalasa y superóxido dismutasa, que contrarrestan los efectos inflamatorios y las lesiones oxidativas producidas por el tumor. La planta también posee efectos antiangiogénicos y moduladores sobre una proteína que regula el ciclo celular.
En caso de radioterapia o quimioterapia
¿Por qué nos interesa la ashwagandha, en caso de cáncer? Porque las interacciones de esta planta con la radioterapia y quimioterapia permiten utilizarla ahora mismo, ya que limita los efectos citotóxicos de la radiación. Dicho de otro modo, reduce sus efectos secundarios. En el caso de la quimioterapia, la ashwagandha reduce la toxicidad de la ciclofosfamida sobre la médula ósea y el tracto urinario. Además, el extracto de la planta aumenta la producción de interferón g, interleukina-2 y el factor estimulante de colonias de granulocitos, que suelen desaparecer durante el tratamiento con ciclofosfamida.
Existen numerosos estudios de laboratorio sobre sus efectos en el cáncer de pulmón, sin embargo, no se han llevado a cabo estudios clínicos que confirmen estas interesantes propiedades de la planta. También hay varios grupos de médicos que la han administrado en pacientes con Covid-19 con buenos resultados, pero dada la envergadura de este tema, hay que mantener la versión oficial: «falta una buena evidencia que respalde su uso».
En relación a las enfermedades autoinmunes, la ashwagandha puede hacer que el sistema inmunitario se vuelva más activo y esto podría aumentar los síntomas.
Consejos para el uso de la ashwagandha
La ashwagandha se puede encontrar comercializada como suplemento dietético, sola o asociada con otras plantas medicinales en algunos productos y para otras indicaciones, por ejemplo, para el tratamiento de la artritis reumatoide o como antiespasmódico. En cualquier caso, no conviene prolongar su uso más de tres meses. La ashwagandha puede aumentar la cantidad de hormona tiroidea que produce el cuerpo de forma natural. Si se toma con píldoras de hormona tiroidea puede causar un exceso de dicha hormona en el organismo. También puede ayudar a que baje la presión arterial. No es necesario su uso si ya se toman otros medicamentos para ello. Lo mismo ocurre en el caso de que se tomen fármacos sedantes.
Autor: Jaume Rosselló, Editor especializado en salud y alimentación
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