Las plantas medicinales son el modo más antiguo de medicación. También conocidas como hierbas medicinales, fueron descubiertas y utilizadas hace miles de años, en tiempos remotos. Desde entonces vienen siendo usadas por parte de la medicina, en todas sus formas, y en todo el mundo.

Una hierba medicinal es aquella planta que se usa para tratar enfermedades debido a sus propiedades químicas y biológicas. Son utilizadas como medicamento por tener capacidad de curar enfermedades en seres humanos y en animales. Su acción curativa se debe a las sustancias químicas que poseen, sus principios activos, sustancias que ejercen sobre un organismo vivo una acción farmacológica. Contienen compuestos naturales como alcaloides, flavonoides, glicósidos, terpenos, polifenoles, aceites esenciales, taninos, entre otras sustancias, que son usados por sus propiedades beneficiosas para la salud. La medicina herbal, también conocida como fitoterapia o herbología, es la forma de medicina que usa plantas medicinales y sus extractos para prevenir, aliviar o tratar diversas afecciones y enfermedades.
Las plantas sintetizan cientos de compuestos químicos que les permiten desarrollar sus funciones vitales, bien sean funciones metabólicas, de protección frente a enfermedades o defensa contra otros seres vivos. El ser humano, mediante conocimiento empírico a través de la experiencia personal y la observación de los animales, fue conociendo las distintas propiedades y los efectos beneficiosos que las plantas de su entorno tenían, y de cómo podía aplicarlos a su vida para su provecho. Este conocimiento, este saber adquirido, se transmitió a lo largo de los tiempos como parte de la cultura de las distintas comunidades humanas. La corteza de los sauces blancos (Salix alba) es conocida y usada desde la más remota antigüedad por sus propiedades antiinflamatorias. Mejora toda clase de dolores, habiéndose utilizado durante milenios para aliviar el dolor y reducir la fiebre. Su eficacia se basa en que contiene una sustancia química llamada salicina, que es el precursor natural del ácido salicílico, que tiene una acción muy similar a la aspirina. Un uso médico tradicional que en 1859 fue confirmado por Herman Kolbe, que obtuvo por síntesis química el ácido salicílico.
La fitoterapia es la forma de medicina que usa plantas medicinales y sus extractos para prevenir, aliviar o tratar diversas afecciones y enfermedades
La base de datos más antigua de hierbas medicinales y fitoterapia que se conoce data de la civilización sumeria.
En tablillas de arcilla, allá por el 3.000 a.C., se describen cientos de planta medicinales y sus propiedades. En Egipto, por el 1.550 a.C., el papiro de Ebers describe más de 850 plantas medicinales. Y es el médico griego Dioscórides el que documentó más de 1.000 recetas «sobre la preparación, propiedades y pruebas de drogas», utilizando para ello más de 600 plantas medicinales. Todo este saber fue recogido en el tratado de medicina De materia medica, una obra de cinco volúmenes escrita alrededor de 65 d.C., corpus de conocimiento que estuvo en vigor durante 1500 años. Enormemente popular en la Edad Media, es la base de la farmacopea moderna.
El uso de las plantas medicinales viene determinado por los principios bioactivos con propiedades terapéuticas que contienen.
Se utilizan partes específicas de la planta como las hojas, raíces, flores, cortezas y semillas. El modo de preparación es diverso e incluye infusiones, decocciones, aceites esenciales, cápsulas, tinturas, ungüentos y cataplasmas. Son adecuadas para todas las edades y pudiéndose utilizar beneficiosamente en todas las etapas de la vida.
Sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, analgésicas, antiespasmódicas, sedantes, venotónicas, estimulantes, antibacterianas y antivirales las hacen muy útiles para tratar afecciones muy variadas, que van desde el alivio de síntomas menores hasta el tratamiento de problemas médicos graves. Las propiedades antiinflamatorias permiten reducir la inflamación de los tejidos y órganos del cuerpo. Los antioxidantes ayudan a combatir los radicales libres, evitando que se produzca el daño celular, impidiendo la evolución de las enfermedades crónicas y frenando el envejecimiento. Los principios fitoactivos estimulan, fortalecen y modulan el sistema inmunológico, combatiendo una gran variedad de enfermedades e infecciones, e impidiendo que se reaccione de una forma anormal que dé lugar a alergias y trastornos autoinmunes. También protegen los vasos sanguíneos, dotándolos de flexibilidad y favoreciendo la eliminación de coágulos, lo que se traduce en una mejora de la salud cardiovascular
Autor: Raúl Martínez, Dietista-nutricionista, biólogo
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