Parecería que al acabarse el invierno debería acabarse también el ponerse enfermo. La gripe, la bronquiolitis de los bebés por el virus respiratorio sincitial y otros virus respiratorios tienen su pico de incidencia a finales de otoño y durante todo el invierno. Pero con el aumento de las temperaturas cambian los virus que conviven con nosotros y además aparecen los problemas derivados del polen y la contaminación. ¡Cambiamos de estación y de enfermedades!

Enfermedades comunes en primavera en la infancia
123rf Limited©natus111. Piel del niño llena de ampollas, cicatrices y erupciones causadas por la varicela

Alergias

Primavera es sinónimo de polen, la sustancia que usan las plantas para reproducirse. Aunque muchas plantas liberan polen también en otras estaciones, desde luego en primavera la concentración de polen en la atmósfera alcanza su intensidad máxima. Y esto lo acusan las niñas y los niños con alergia.

Los síntomas típicos de la alergia al polen son el picor de ojos y de nariz, los ojos rojos y llorosos, y los mocos claros constantes, junto con estornudos. A veces puede doler un poco la cabeza. Los síntomas suelen ser más intensos los días secos y soleados y mejoran cuando llueve, el polen se elimina de la atmósfera. Algunos niños y niñas pueden desarrollar también asma. En este caso, además de los síntomas anteriores habrá tos seca constante y fatiga o dificultad para respirar. Es común que durante la espiración (cuando el aire está saliendo de los pulmones) escuchemos un silbido o pitido (se llaman sibilancias).

Es importante acudir al pediatra para asegurarnos de que se trata de alergia. En general el diagnóstico es fácil, aunque a veces es necesario hacer pruebas en la piel. Hay varios medicamentos para mejorar las molestias que causa la alergia, dependiendo de la edad y de los síntomas. Además, algunos niños pueden ser tratados con «vacunas para la alergia», que son inyecciones que se administran a lo largo de unos años y que contienen muy pequeñas cantidades de la sustancia que desencadena la alergia. De esta forma el sistema inmune se va acostumbrando y desarrolla tolerancia.

Los bebés menores de seis meses con gastroenteritis deberían ser vistos por un pediatra siempre

Gastroenteritis

La gastroenteritis es una enfermedad muy frecuente en la infancia y la mayoría de los niños y niñas menores de 4-5 años tienen 1-2 episodios cada año. Puede ocurrir todo el año, pero es más frecuente al final del invierno e inicio de la primavera, sobre todo la que está causada por virus (que es el tipo más frecuente a esta edad).

¿Cómo se manifiesta la gastroenteritis? El síntoma principal es la diarrea: las deposiciones se hacen más frecuentes de lo habitual y más líquidas. Además, suele haber dolor abdominal, vómitos y a veces, fiebre. Como con cualquier infección, es normal que los niños y niñas afectados se encuentren algo decaídos, cansados y que no quieran comer.

La gastroenteritis suele ser un proceso leve que dura 2-4 días. En la mayoría de los casos el único tratamiento necesario es reponer los líquidos que se pierden con la diarrea y los vómitos, y procurar que el niño o la niña estén tranquilos y con las menos molestias posibles. Para rehidratar, lo mejor es usar los sueros de rehidratación oral hipotónicos que se pueden comprar en las farmacias. No hay que insistir a los niños para que coman, mientras beban suficiente, es mejor esperar a que los vómitos cesen y el hambre vuelva de forma natural. Cuando empiecen a comer pueden tomar su dieta habitual, pero es mejor evitar unos días los alimentos fritos o con grasa y los zumos de fruta. Los yogures se suelen tolerar mejor que la leche.

Algunos probióticos, si se empiezan a tomar pronto en cuanto empiezan los síntomas, pueden ayudar a acortar la diarrea y a facilitar la recuperación. Pregúntale a tu pediatra. ¿Cuándo hay que consultar con el pediatra o acudir a Urgencias del hospital? En casos de dolor abdominal intenso, si la fiebre es muy alta, si aparece sangre en las deposiciones, o si los vómitos son tan seguidos que el niño o la niña no pueden retener nada de líquido es importante que sean valorados por un profesional. Los bebés menores de seis meses con gastroenteritis deberían ser vistos por un pediatra siempre, y especialmente si no están mamando como de costumbre o si están mojando menos pañales.

Enfermedades comunes en primavera en la infancia
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Varicela

Los casos de varicela también aumentan a principios de la primavera, cuando el aumento de la temperatura hace que este virus circule más fácilmente. La varicela es una enfermedad muy contagiosa que afecta a casi todos los que han estado en contacto con una persona infectada desde 1-2 días antes de que aparezcan los primeros «granitos» en la piel y hasta que todos ellos se han transformado en costras (suelen ser entre 5 y 10 días en total). Más del 95% de la población ha pasado la varicela antes de acabar la adolescencia. Esta enfermedad produce inmunidad para el resto de la vida, por lo que es muy raro pasar la varicela dos veces. Sin embargo, el virus no se elimina del todo, sino que queda como dormido en el sistema nervioso y a veces puede reaparecer (reactivarse) décadas más tarde en forma de herpes zóster o culebrilla, sobre todo cuando bajan las defensas.

En niñas y niños sanos la varicela es una enfermedad leve, aunque molesta por el picor que producen los granos. Este picor se puede aliviar con un gel o crema refrescante (muchos de ellos basados en aloe vera), o cuando es más intenso, con antihistamínicos. Aparte de esto, el tratamiento es como en cualquier otra enfermedad: reposo, líquidos y paracetamol si hay fiebre alta o molestias. No hay que usar aspirina ni ibuprofeno para tratar la varicela.

El virus SARS-CoV-2 ya es endémico y se prevé que seguirá produciendo brotes cada poco tiempo, en todas las estaciones

Catarros

De los cientos de virus que pueden producir catarros, algunos, como los rinovirus, se transmiten mejor en primavera. Además, el virus SARSCoV-2, causante de la enfermedad covid-19, ya es endémico y se prevé que seguirá produciendo brotes cada poco tiempo, en todas las estaciones. Debido a los efectos de los confinamientos repetidos y otras medidas tomadas durante la pandemia de covid, virus típicos del invierno, como el de la gripe o el respiratorio sincitial de los bebés, este año pueden seguir presentes al empezar la primavera.

Otra de las razones por la que podemos acatarrarnos más frecuentemente en primavera es porque en este momento las reservas de vitamina D están en su punto más bajo. Durante el verano, si los niños y las niñas tienen la oportunidad de estar al aire libre, su piel va a producir mucha vitamina D y la va a almacenar para los meses siguientes. Durante el invierno no suele haber luz solar suficiente para producir vitamina D y usamos la que teníamos almacenada. La vitamina D no solo es fundamental para absorber el calcio de los alimentos, sino que también regula el sistema inmunitario y puede ayudar en la defensa frente a las infecciones.

Podemos disminuir el riesgo de catarros en los niños y niñas haciendo que pasen más tiempo al aire libre y en contacto con la naturaleza, ventilando bien casas, escuelas y otros lugares colectivos, y dándoles una alimentación rica en frutas y verduras que les aporte vitamina C y en cereales integrales, legumbres y semillas que aportan zinc. Los suplementos de vitamina D en invierno son recomendables para la mayoría de niños a menos que vivan en climas cálidos con muchas horas de exposición solar. En cualquier caso, es imposible prevenir del todo los catarros y no es razonable empeñarse en evitarlos. Hay cientos de virus a nuestro alrededor capaces de producir catarros en humanos. Exponerse a ellos entrena al sistema inmunitario y lo prepara para defenderse frente a otras enfermedades más graves.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra, www.creciendoenverde.com

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