¿Te da todo igual? ¿No tienes ganas, ni fuerzas, para hacer nada, ni siquiera actividades agradables, y las que tienes que hacer por obligación se te hacen muy cuesta arriba? ¿No encuentras nada que te despierte ilusión? ¿Sientes que «vas tirando», en casa y en el trabajo, que haces lo mínimo por salir del paso? Si te reconoces en esta situación es muy posible que estés sufriendo apatía, que es un estado de indiferencia hacia la vida y de falta de interés y entusiasmo. Aun cuando todos podemos pasar por épocas en las que nos sentimos más bajos de ánimo y energía y menos motivados, cuando este sentimiento se vuelve constante, o frecuente, se convierte en un problema de salud mental que hay que abordar.

¿Cuáles son las causas de este trastorno?
La apatía puede ser un signo de una enfermedad, o puede ocurrir como reacción a una situación vital difícil. Entre las enfermedades que pueden causar apatía encontramos la demencia y la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson, y la esquizofrenia. Las personas que han tenido un infarto o derrame cerebral pueden experimentar apatía. Aunque la apatía y la depresión no son lo mismo, es frecuente que las personas con depresión experimenten signos de apatía con mayor o menor intensidad.
Una experiencia traumática puede conducirnos a una situación de desapego emocional para intentar protegernos del dolor; y a su vez esta situación puede derivar en apatía. Las situaciones de estrés crónico también pueden evolucionar hacía un estado de desmotivación general.
Estar cansado no es lo mismo que estar desmotivado
¿Qué tiene que ver la apatía con la falta de sueño o el sueño inadecuado?
Todos entendemos que si no dormimos lo suficiente vamos a estar cansados. Mientras dormimos tiene lugar un proceso de reparación general de todas las células del organismo, incluyendo las neuronas, así como de eliminación de toxinas, especialmente en el cerebro. Dormir es de hecho más eficiente en este sentido que la mejor «dieta depurativa» que podamos hacer.
Sin embargo, estar cansado no es lo mismo que estar desmotivado. Uno puede estar cansado, especialmente tras hacer ejercicio intenso, o tras un largo día de trabajo o tras una excursión o una celebración, pero aun así seguir con ilusiones y ganas de hacer cosas. Este cansancio es físico, pero no necesariamente mental. Es más, en estas situaciones muchas veces decimos que estamos «agradablemente cansados», o «agotada, pero feliz»; y en general nunca dormimos mejor que cuando nos hemos cansado de esta forma.
Pero estudios recientes han observado que la falta crónica de sueño de calidad puede dar lugar a estos estados de falta de motivación, de voluntad y de impulso vital que conocemos como apatía.
Me siento apático, ¿quiere decir que no estoy durmiendo bien?
Puedes sentirte apático por muchas otras razones, si tu apatía dura más de unos días y/o no tiene un origen conocido, debes consultar con un profesional de la salud mental. Una vez descartadas otras causas, si no se encuentra razón para la apatía hay que revisar la calidad del sueño y mejorarlo si es necesario. Un gran número de personas en la sociedad actual no duermen lo suficientemente bien para tener una salud física y psíquica óptima. Una apatía crónica de bajo grado podría ser una de las consecuencias.
Dormir mal o no lo suficiente afecta a todo el organismo
¿Qué otros problemas ocasiona la falta de sueño?
Dormir es esencial para la vida. No es posible vivir más de 2-3 días sin dormir, igual que no es posible vivir más de unas horas sin beber y unas semanas sin comer. Dormir mal o no lo suficiente afecta a todo el organismo. En el plano físico aumenta el riesgo de obesidad, hipertensión, diabetes, inflamación crónica y enfermedades cardiovasculares. El sistema inmune funciona de forma subóptima y somos más proclives a contraer infecciones. A nivel psíquico, la falta de sueño da lugar a ansiedad y depresión, dificultad para concentrarse, resolver problemas, crear y aprender cosas nuevas, a dificultades de memoria, y a disminución de la libido. Por supuesto, hay más riesgo de accidentes y de caídas. A largo plazo hay evidencia de que la falta de sueño disminuye la esperanza de vida.
Llevo muchos años durmiendo poco y no estoy mal…
No estás funcionando a pleno rendimiento, pero te has acostumbrado a ello. Peor aún: estás en riesgo de empezar a sufrir problemas serios de salud, aunque aún estén latentes y no los veas. La medicina del sueño ha experimentado grandes avances. Busca un especialista que pueda diagnosticar la raíz de tus problemas con el sueño y te ayude a solucionarlos. Te mereces una vida mejor.
Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra, www.creciendoenverde.com
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