El zinc es un nutriente esencial para el cuerpo. Nuestro organismo no puede producirlo ni almacenarlo. Es un oligoelemento que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades, pero su presencia es imprescindible para que se realicen numerosas e importantes funciones vitales orgánicas. Si no se encuentra en las cantidades necesarias, estas no se efectúan. Participa como cofactor e integrante en las enzimas, tiene una función clave en la creación de ARN y ADN, en la expresión génica, en el crecimiento celular, en la formación de proteínas, en la reparación de los tejidos dañados, en el crecimiento y desarrollo normales durante el embarazo, la infancia y la adolescencia, y es pieza fundamental para mantener un sistema inmune sano, fuerte y activo.


El segundo elemento más abundante
Es componente de al menos 200 enzimas, como la superóxido-dismutasa y las ADN y ARN polimerasas. Está implicado en el metabolismo energético y de los hidratos de carbono, en las reacciones de formación y degradación hemo, y en el transporte de CO2. El zinc es un potente antioxidante que neutraliza los radicales libres. Es esencial para el desarrollo y buen funcionamiento de los sistemas cognitivo y nervioso. Es necesario para los sentidos del gusto y el olfato, debido a que las enzimas que participan en su funcionamiento dependen de él. Si se produce una deficiencia en este nutriente, se reduce la capacidad para saborear y oler.
Es el segundo oligoelemento más abundante del organismo, siendo superado por el hierro. La cantidad total en un individuo adulto oscila entre 1 y 2,5 gramos. Las concentraciones más elevadas se encuentran en el hígado, páncreas, riñones, huesos y músculos, en el ojo, próstata, espermatozoides, piel, pelo y uñas.
El zinc es esencial para el desarrollo y buen funcionamiento de los sistemas cognitivo y nervioso
Se tiene conocimiento de su uso en medicina desde 1771, fecha en la que el médico y químico alemán Hieronymus David Gaubius lo presentó a la comunidad científica como un remedio de gran poder curativo. En la actualidad el zinc forma parte de gran número de suplementos farmacéuticos, siendo componente del formulado de la mayoría de los complementos vitamínicos.
Consecuencias de la deficiencia de zinc
La deficiencia de zinc se caracteriza por afectar al organismo a diversos niveles. Su carencia produce un deterioro de la función inmune, retraso del crecimiento, retraso en la maduración sexual, impotencia, hipogonadismo en los hombres, falta de agilidad mental, lesiones oculares y cutáneas, pérdida de apetito, pérdida de cabello y diarrea. Suele ir acompañado de pérdida de peso, dificultad en la cicatrización de las heridas, y debido a que participa activamente en la función del gusto y olfato, su deficiencia causa alteraciones en estos sentidos alterándolos o inhibiéndolos.
Nuestro cuerpo para su buen funcionamiento debe lograr el zinc a través de la dieta. Los alimentos que consumimos son la principal vía de obtención, y por ser tan necesario, en caso de carencia se debe recurrir a los suplementos dietéticos. Requerimos un suministro constante de zinc, y la mejor forma de obtenerlo es consumir alimentos ricos en este oligoelemento.
Los vegetarianos y veganos deben aumentar la dosis diaria recomendada de zinc
El zinc se encuentra de forma natural en una amplia variedad de alimentos vegetales y animales. Los frutos secos como las avellanas, almendras o anacardos proporcionan la suficiente cantidad de este mineral para cubrir las necesidades diarias. Otros alimentos ricos en zinc son las alubias, los granos integrales y los productos lácteos.
Suplementación
Grupos con riesgo de deficiencia de zinc son los vegetarianos y veganos, las mujeres embarazadas, los deportistas, alcohólicos, enfermos gastrointestinales y cualquier persona que lleve una dieta suplementada con hierro. En el caso de los vegetarianos y veganos, la biodisponibilidad del zinc es menor al consumir más cereales, legumbres y alimentos integrales. Estos alimentos contienen altos niveles de fitatos, antinutrientes que disminuyen el valor alimenticio de nuestra dieta e inhiben la absorción de minerales. Los fitatos se unen fácilmente a los oligoelementos como el zinc, el calcio, el magnesio o el hierro, impidiendo su absorción por el organismo y el aprovechamiento de estos nutrientes. Por esta razón los vegetarianos y veganos deben aumentar la dosis diaria recomendada de zinc, establecida entre 8 y 11 mg en adultos, y así compensar las posibles carencias.
Autor: Raúl Martínez, Dietista-Nutricionista, biólogo
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