El estilo de vida actual no se concibe sin el uso de materiales plásticos, son necesarios en nuestro día a día. Una afirmación cierta pero muy matizable. El plástico convencional, elaborado a partir de petróleo y gas natural, ha demostrado no ser sostenible y ser un producto insalubre, atiborrado de sustancias peligrosas para la salud de las personas y los ecosistemas.

Ya no es posible admitir plásticos que supongan un riesgo para los consumidores y el planeta. A diferencia de los fósiles, el bioplástico está hecho de material reciclado o de materia prima renovable, es biodegradable y reciclable. La inocuidad, el estar libre de tóxicos y sustancias dañinas que nos enfermen, es la característica más valorada de este material, ya que su función es contener y proteger alimentos, envasar cosméticos y productos de higiene, servir como botellas de bebidas, y estar en contacto con productos orgánicos bio. El uso de los bioplásticos garantiza alimentos, cosméticos o productos de higiene libres de tóxicos, de sustancias dañinas como el bisfenol A, que lleva minando el bienestar de los consumidores desde mediados del siglo pasado.
La demanda de bioplásticos es una demanda creciente que augura un gran futuro para el sector. En 2021 la producción mundial de bioplásticos se cuantificó en 2,42 millones de toneladas. El 48% se destinó al mercado de envases, y el 52% restante se repartió en el sector del embalaje, en agricultura y horticultura, electrónica, automoción y transporte, bienes de consumo y electrodomésticos, en la construcción, adhesivos y en la producción de fibras. Existe una alternativa bioplástica, con las mismas características y propiedades que las de sus equivalentes fósiles, para cada uno de los materiales plásticos convencionales. Y a diferencia con ellos, no suponen ningún motivo de preocupación para la salud. Los bioplásticos más demandados por la industria son el PLA, el bio-PE y el bio-PET.
El PLA, ácido poliláctico, es un biopolímero termoplástico constituido por moléculas de ácido láctico. Pertenece a los poliésteres como sus equivalentes sintéticos. De propiedades similares a las del tereftalato de polietileno (PET) tiene la ventaja de que es biodegradable. Se obtiene a partir de almidón de maíz y de la yuca, de sacarosa proveniente de la caña de azúcar y remolacha azucarera, y de la lactosa procedente del lactosuero. La glucosa del almidón se transforma en dextrosa por acción de enzimas, que, mediante fermentación, da lugar a ácido láctico. El ácido láctico se polimeriza en cadenas moleculares que presentan propiedades similares a los polímeros derivados del petróleo.
El bio-PE está destinado a sustituir completamente al PE convencional en todos los usos actuales
El PLA se usa ampliamente en la industria alimenticia, química, farmacéutica, del plástico, textil y en la agricultura. Se usa en la fabricación de envases para alimentos, en la producción de películas plásticas para la protección de cultivos, y en la impresión 3D.
El biopolietileno, bio-PE, es una alternativa sostenible al PE fósil. A diferencia del polietileno convencional, el etanol utilizado para producirlo no procede de los recursos fósiles, sino que se obtiene de materia prima renovable, que puede ser de la caña de azúcar, la remolacha azucarera y del grano.
El producto final obtenido es idéntico al derivado del petróleo y gas natural. Tiene las mismas propiedades físicas y capacidad de procesado que su homologo fósil, pudiendo moldearse por soplado, por inyección y permitiendo la extrusión de películas. El bio-PE está destinado a sustituir completamente al PE convencional en todos los usos actuales. Se utiliza para fabricar películas plásticas, en envases como botellas y botes, en piezas moldeadas por inyección o tuberías. Comparte con el PE sus propiedades de reciclado, no siendo biodegradable.
El bio tereftalato de polietileno, bio-PET, es un termoplástico con las mismas propiedades que el PET obtenido de petróleo, que ofrece una alta resistencia a la temperatura y buenas propiedades mecánicas. Está compuesto por un 70% de ácido tereftálico y un 30% de monoetilenglicol. En el caso del bio-PET, el monoetilenglicol se obtiene a partir de materias primas vegetales renovables, siendo el etanol de la caña de azúcar la base de su obtención. Es un sustituto del PET convencional que se utiliza para la producción de diversos productos como envases, blísteres y botellas transparentes, películas film protectoras, piezas plásticas, productos de construcción y electrónicos. No es biodegradable, y su proceso de reciclado es el mismo que el del PET convencional, pudiéndose reciclar en el mismo proceso.
Autor: Raúl Martínez, Dietista-nutricionista, biólogo
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