Simplificando, podemos decir que la capacidad vital de los seres vivos para adaptarse a su entorno, son el pilar fundamental para su evolución. La bióloga y doctora en ciencias del mar y oceanografía Anna Arias nos recuerda que la adaptación biológica es la fuerza impulsora de la evolución, e incluye los cambios a nivel fenotípico y molecular que experimentan los organismos.
La adaptación morfológica o estructural se da cuando hay involucrado un cambio en el aspecto físico de un organismo, y lo es fisiológica o funcional cuando se centra en los procesos y funcionamientos internos tales como la resistencia a enfermedades, mayor inteligencia o mejora de los sentidos. Y, quizás la más inquietante en la vida moderna, es la adaptación etológica o comportamental.
Todo parece indicar que tenemos los mecanismos para ser cada día una especie mejor y más fuerte. Pero ¿dónde nos llevará la adaptación cultural y comportamental? La crisis de valores que podemos vivir en determinadas áreas de nuestra sociedad ¿nos puede obligar a adaptarnos y «evolucionar» a entornos socialmente distópicos?
Para evitar vivir en un mundo como los que nos muestran películas como Blade Runner (1982), Cuando el destino nos alcance (1976), Waterworld (1995) o Mad Max (1979), deberíamos adaptarnos y evolucionar hacia valores sólidos, desde en la forma de comunicarnos, hasta en la forma de convivir, y en la prevención en la salud y la alimentación saludable. Sea como sea, hay que seguir evolucionando para sobrevivir.
Autor: Pedro Porta. Director y Empresario, Sector Complementos Alimenticios
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