Los datos sobre el aumento de la longevidad en el mundo plantean varios retos para la humanidad a nivel global, entre ellos, la sostenibilidad de los diferentes sistemas sanitarios y lograr un envejecimiento saludable. No se trata de vivir más sino de vivir con salud y de dar la vuelta a las cifras de incremento de las enfermedades crónicas con la prevención como primera herramienta de los sistemas sanitarios y de las propias personas para hacerse responsables y partícipes de sus procesos de salud- enfermedad. Pero, para ello es imprescindible una buena información, la voluntad institucional para coordinar e instaurar programas de prevención, de reducción de tóxicos ambientales y la implicación y toma de conciencia individual sobre la incidencia de nuestra forma de vida, nuestra alimentación y nuestros hábitos en el cuidado de nuestra salud.


¿Qué es la sarcopenia?
Según los últimos datos de la OMS, «en 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese momento, este grupo habrá subido de 1000 millones en 2020 a 1400 millones”. (…) Se prevé que el número de personas de 80 años o más se triplique entre 2020 y 2050, hasta alcanzar los 426 millones». Pero ¿cuál será el estado de salud de estas personas?
Uno de los grandes síndromes geriátricos asociados al envejecimiento es la sarcopenia, que fue definida por primera vez en 1989 por el fisiólogo norteamericano Irwin H. Rosenberg como «la pérdida involuntaria de masa y fuerza muscular asociada a la edad». Rosenberg, profesor universitario y director del Centro de Investigación de Nutrición Humana sobre el Envejecimiento (HNRCA) de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, fue el que acuñó por primera vez el término sarcopenia (derivado del griego), pero ya a finales de los 70, el cientíPrevenir la sarcopenia, un paso en el camino a una longevidad saludable fico Nathan Shock (al que algunos conocen como el padre de la gerontología), había comenzado a investigar sobre el deterioro fisiológico progresivo en base a dos conceptos: «que el envejecimiento cronológico no corresponde necesariamente al biológico y que la edad no conlleva obligatoriamente enfermedades y discapacidad».
El SARC-F es un cuestionario de cinco ítems que permite evaluar la fuerza muscular
Shock inició el que hoy en día se sigue conociendo como «El Estudio Longitudinal del Envejecimiento de Baltimore» (BLSA), uno de los estudios sobre el envejecimiento más antiguos del mundo. Comenzó en 1958 y desde entonces se sigue reclutando a participantes de unos 20 años de edad a los que se hace un seguimiento de por vida. Los 3200 voluntarios (de entre 20 y 90 años) que participan en el estudio, acuden a Baltimore a hacerse todo tipo de 123rf Limited©bialasiewicz pruebas: análisis de sangre, de composición corporal (densidad ósea, fuerza muscular, propiocepción), test de movilidad, pruebas cognitivas…
El término sarcopenia ha sido revisado y ampliado con los años y en 2010 el Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en gente mayor (EWGSOP, por sus siglas en inglés), la definió por consenso de diferentes especialistas como «un síndrome caracterizado por una progresiva y pérdida de masa y fuerza muscular esquelética con riesgo de resultados negativos como discapacidad física, peor calidad de vida y muerte».
Aunque los datos varían en función de los autores, según este grupo, «la prevalencia es del 50% en mujeres mayores de 80 años y del 20% en hombres con edades comprendidas entre los 70 y los 75 años».
Según EWGSOP, la prevalencia de sarcopenia varía según diferentes regiones geográficas y el tipo de metodología empleado
Pero según destaca también este grupo de trabajo EWGSOP, la prevalencia de sarcopenia varía según diferentes regiones geográficas y el tipo de metodología empleado: en Europa oscila entre un 11,4% (según un estudio realizado en Italia) y un 36,6% (según el estudio realizado en Grecia). Además, siguiendo diversos estudios de la base de datos de Pubmed, la sarcopenia tiene una prevalencia del 10% a nivel mundial, que afecta en promedio del 5% al 13% de las personas mayores de 60 años y llega hasta un 50% cuando la edad es mayor de 80 años.
La Sociedad Española de Reumatología calcula que «a partir de los 50 años la masa muscular disminuye entre un 1–2% anualmente y la fuerza muscular lo hace entre un 1,5–3% a partir de los 60 años. En los varones el proceso es más progresivo, mientras que las mujeres presentan un brusco descenso coincidiendo con la menopausia».
Juan Antonio Corbalán (famoso base del baloncesto europeo), es médico especializado en Medicina de la Educación Física y el Deporte y director de la Unidad de Salud Deportiva de Vithas Internacional, y nos explica que «la tendencia con el paso de los años es perder calidad y cantidad en nuestros órganos. La sarcopenia, salvo patologías muy raras o situaciones extremas, es propia de personas mayores y muy difícil de combatir una vez instaurada. Por eso, es especialmente importante su control a partir de los 60 años, ya que es, rondando esa edad, cuando puede empezar el proceso de deterioro, aunque cada paciente es único».


El diagnóstico de la sarcopenia requiere la medición de la masa muscular esquelética, pero, actualmente no existe una clara unanimidad entre los criterios y evaluaciones diagnósticas. Aparentemente, los métodos reconocidos y validados (como por ejemplo la bioimpedanciometría eléctrica) son poco accesibles en el ámbito clínico, o resultan muy caros. Otros implican radiar a los pacientes (tomografía computerizada, DEXA o resonancia magnética). Cuando estas tecnologías no están disponibles, solo se podría diagnosticar la sarcopenia probable, ya que únicamente podrían usarse herramientas de los criterios de baja fuerza muscular (como por ejemplo la prueba de dinamometría, prueba de soporte de la silla o el cuestionario SARC-F), todos más económicos. El SARC-F es un cuestionario de cinco ítems que permite evaluar la fuerza muscular. El paciente aporta datos sobre su fuerza, su capacidad para caminar, levantarse de una silla, subir escaleras y su frecuencia de caídas.
Se recomienda iniciar estrategias terapéuticas basadas en fomentar cambios en aquellos estilos de vida no saludables
A falta de este consenso y de accesibilidad para las pruebas diagnósticas, una forma de hacer prevención sería comenzar por algunas indicaciones sobre estilo de vida. En el artículo “El papel de los profesionales de la atención primaria en el manejo de la sarcopenia” publicado por el NCBI (Centro Nacional de información Biotecnológica) de Estados Unidos, se destaca precisamente cómo los profesionales de la atención primaria tienen un papel clave en la prevención y el retraso en la aparición de la sarcopenia. Par ello se recomienda iniciar estrategias terapéuticas basadas en fomentar cambios en aquellos estilos de vida no saludables y entre ellas:
- Promover la práctica del ejercicio físico (fundamentalmente ejercicios de resistencia que mejoran la masa y fuerza muscular, el equilibrio y la resistencia). Los diferentes estudios evidencian que el entrenamiento de resistencia es el más adecuado para contrarrestar las deficiencias morfofuncionales relacionadas con la edad. Debe complementarse con ejercicios aeróbicos, de flexibilidad y de equilibrio.
- Establecer pautas dietéticas adecuadas a su edad (con la adecuada ingesta diaria de proteínas). Según Juan Antonio Corbalán «en términos generales, en las personas mayores, como regla general, hay que mantener unos mínimos de aporte proteico de 1-1,5 gramos por kilogramo de peso, con un correcto aporte de hidratos de carbono y grasas. La hidratación es también fundamental».
Autora: Marta Gandarillas, Periodista especializada en Salud Natural, Titulada superior en Naturopatía y Terapeuta de Jin Shin Jyutsu
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