¿Qué nos hace felices? Ser felices es uno de los objetivos que tenemos en la aventura humana sobre la Tierra, pero es poco realista creer que vamos a estar así todas las horas del día y todos los días del año. En cambio, sí que hay personas que actúan de determinada manera, hacen cosas para ser felices la mayor parte del tiempo… y les funciona. Así pues, ¿qué es lo que nos hace felices? ¿De dónde viene la felicidad?


Hábitos de las personas felices
¿Qué tienen los que son felices? Las respuestas nos dicen que sus acciones y su actitud hacia la vida hacen que, pese a tener altibajos, se levanten de cada caída y superen cada obstáculo, conscientes de que es mejor eso que recrearse en los momentos malos que tiene la vida. Los hábitos de las personas felices marcan gran parte de su felicidad. Sus comportamientos y formas de pensar en realidad no son algo demasiado complicado, pero no siempre son fáciles de aplicar. Podemos conocerlos y ser conscientes de alguno de ellos para empezar.
- La forma de relacionarse con uno mismo. Muchas personas, cuando no les salen bien las cosas, son muy duras consigo mismas. Con eso, su sufrimiento aumenta y se alarga en el tiempo, porque no son capaces de aceptar que no todo les va a salir redondo. Y tienen en cuenta que «lo mejor es enemigo de lo bueno». Las personas felices se tratan con compasión; ser compasivos ayuda a gozar de una mejor salud mental, hay estudios que lo confirman. Por otro lado, eso permitirá atreverse a iniciar proyectos ambiciosos y estimulantes.
Los hábitos de las personas felices marcan gran parte de su felicidad
- Los objetivos. Las personas que gozan de mayor felicidad dan sentido a sus vidas con metas y objetivos motivantes. Conocerse a uno mismo y saber lo que realmente se quiere es una de las claves para desarrollarse y sentirse realizado. Para ello hemos de procurar que las metas, lo que nos propongamos, sea realista: así evitaremos frustraciones.
- Las relaciones con los demás. Conviene acertar en la elección de amistades saludables y dedicarles tiempo suficiente, tanto a ellos como a la familia. Los amigos son la familia que elegimos y son personas que pueden hacernos realmente felices. Hoy se sabe que uno de los pilares básicos de la felicidad es la amistad, por eso conviene rodearnos de gente positiva que comparta nuestros valores.
- El ikigai: encontrar una actividad satisfactoria. «ikigai» es un concepto japonés que viene a significar «una razón de ser». En la cultura japonesa todo el mundo tiene un ikigai, y encontrarlo requiere una búsqueda profunda y a veces larga en uno mismo. Hoy se sabe que alrededor del 80% de las personas no trabajan –o no hacen– lo que les gusta. Sin embargo, para ser feliz uno debe hacer lo que realmente le gusta. Este tipo de actividades de las que disfrutamos nos permiten entrar en un estado de fluidez en el que el tiempo importa poco, o mucho menos, y la tarea absorbe la totalidad de la atención. Hacer lo que nos gusta convierte nuestro tiempo en algo por lo que merece la pena vivir.
Las personas felices se tratan con compasión; ser compasivos ayuda a gozar de una mejor salud mental
- Vivir el presente. Los grandes maestros espirituales nos recuerdan que el pasado y el futuro existen como estados de la mente. No es fácil vivir de instante en instante y liberarnos del miedo, porque nuestro edén cotidiano requiere prever el futuro y preparar objetivos que sean asumibles. Sin embargo, hay que vivir el momento presente, porque es lo único que realmente tenemos. «Un hombre solo posee aquello que no puede perder en un naufragio», afirma un aforismo tántrico. Vivir en el presente favorece el bienestar emocional. De ahí el éxito de recursos para el desarrollo personal como el Mindfulness. Aprender a disfrutar cada momento.
- Cambiar cuando es necesario… y aceptar cuando no se puede cambiar. Las personas estamos en continuo cambio; de hecho, es algo natural y saludable. Pero hay ocasiones en las que no podemos cambiar lo que nos rodea. Las personas que consideramos felices, en vez de sentirse frustradas, aceptan los cambios y siguen con su vida. Es una actitud madura que ayuda a evitar el sufrimiento innecesario. Como nos recuerda el antiguo aforismo budista: «El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional». Por eso también es conveniente conocer mejor las causas profundas y las posibles soluciones que impiden eliminar el sufrimiento y acercarnos a la felicidad.
Hacer lo que nos gusta convierte nuestro tiempo en algo por lo que merece la pena vivir
- El perdón y la bondad. «El perdón tiene algo muy curioso: calienta el corazón y refresca la herida». El perdón es una de las mejores acciones que podemos hacer, no solo para otras personas, sino también para nosotros mismos. Saber perdonar nos honra y nos ayuda a cerrar heridas. El perdón tiene un gran poder terapéutico a la hora de permitir que nos desprendamos de frustraciones. Quienes saben perdonar son (más) felices. En un sentido amplio, el perdón incluye actos de bondad. Tal como decía Vicente Ferrer: «Si quieres ser rico, da. Y recuerda que cuando hayas dado todo lo que has recibido… ¡todavía no has dado nada!».


- Ser proactivos. Las personas proactivas suelen ser más felices, pues están constantemente ‘en marcha’, persiguiendo sus sueños y realizando actividades de las que disfrutan. Tener buenas ideas es positivo, pero si estas ideas no se materializan, tenerlas sirve de poco. Ser proactivo es una actitud en la que la persona sale a buscar oportunidades en vez de esperar a que lleguen solas. El individuo asume el control de su vida.
- No culpar a nadie de los propios problemas. Para poder ser feliz es necesario solucionar los problemas que acontecen en nuestra vida, en vez de mirar hacia otro lado. Evitar afrontar la realidad no nos permite salir de la zona de confort, un estado mental que puede parecer muy agradable, pero que a la larga trae consigo sufrimiento y estancamiento emocional. Para poder cambiar lo que no nos gusta de nosotros, antes de nada, es necesario ser conscientes de ello y de las causas reales.
El perdón tiene un gran poder terapéutico a la hora de permitir que nos desprendamos de frustraciones
- El sentido del humor. Las personas que son más felices suelen tener un gran sentido del humor. No es necesario que sean humoristas profesionales; se trata más bien de la capacidad de disfrutar de todo tipo de situaciones. A fin de cuentas, los estudios sugieren que el humor libera serotonina, la hormona de la felicidad. Tomarse la vida con humor ayuda a ser más feliz.
- El cuidado de la salud. Si hacer deporte también afecta a nuestra salud mental y nuestro estado de ánimo, comer de manera saludable tiene un impacto positivo en nuestro bienestar general, incluido el psicológico. La relación entre la mente y la alimentación es una realidad: a nivel bioquímico, basta con recordar los hallazgos del Dr. Robert Lustig, en donde muestra que no debemos confundir placer con felicidad: «el placer es dopamina, la felicidad es serotonina».
Tomarse la vida con humor ayuda a ser más feliz
- Pensamientos positivos. «Si hay música en tu alma, se escuchará en todo el Universo». Un pensador contemporáneo, Eckhart Tolle, afirma que los pensamientos pueden mantener las emociones, consideradas como «los efectos físicos de los pensamientos sobre el cuerpo» en un círculo vicioso. Los grandes maestros, la meditación Zen, el propio Tolle, nos recuerdan las trampas de la mente, del pensamiento, todas relacionadas con el ego.
Mientras hay dualidad permanece la constante tentación de existir, de querer tener razón, o de que al menos nos hagan un poco de caso. Siguen siendo aspectos del ego. En esos raros instantes sublimes en los que hay cero mente lo que queda es la consciencia cósmica y la dualidad desaparece. Pero como dicen los yoguis, «después del éxtasis, la colada». Y volvemos al estribillo de la práctica.
Autor: Jaume Rosselló, Editor especializado en salud y alimentación
Suscríbete a la Newsletter y recibe El Botiquín Natural gratis cada mes en tu correo
El Botiquín Natural, Prensa Independiente y Gratuita
Leer El Botiquín Natural Marzo 2022