La inmensa mayoría de las personas que crecieron en hogares donde había perros u otros animales domésticos, recuerdan a estos como una de las figuras más importantes de su infancia, y los momentos que pasaron con ellos, como algunos de los más significativos. Aunque los niños muestran empatía y conexión con todo tipo de animales, los vínculos que forman con los perros son probablemente los más especiales, quizá porque los perros son los animales domésticos más interactivos y que mejor han aprendido a conocer a los humanos y leer nuestras mentes y emociones. Gatos y caballos siguen de cerca en este ránking de amistad infanto-animal.

Vínculo niños-animales
Los animales son muy importantes en las vidas de los niños. Un estudio reciente en más de mil niños y niñas escoceses de 7-12 años mostró que el 80% de ellos amaba a sus animales y sentían que sus animales los hacían felices. El 75% de ellos además afirmó que su animal era su mejor amigo y más de la mitad sentía que éste era capaz de adivinar cuándo ellos estaban enfadados o tristes, y trataban de consolarlos.
Aunque los niños muestran empatía y conexión con todo tipo de animales, los vínculos que forman con los perros son probablemente los más especiales
Como explica el escritor Eckhart Tolle, los animales y los niños muy pequeños tienen una cosa en común. Su mente está todavía en un estado pre-conceptual, por ello se relacionan con otros seres sin el condicionamiento de los prejuicios. A un bebé o a un perro no les importan nuestros títulos, logros ni posesiones, lo que experimentan es nuestra energía y se comunican directamente con la esencia de quiénes somos. Por eso la conexión entre ambos es tan inmediata, ya que hablan el mismo idioma. Y por eso nos sentimos tan cómodos en su presencia: porque nos transmiten su amor incondicional.
Enormes beneficios para la salud física y emocional infantil
Decenas de estudios han mostrado que las niñas y niños que viven con perros u otros animales domésticos:
- Tienen mejor salud emocional, y esto se refleja en menos tasas de sentimientos de soledad y ansiedad, y mejor autoestima.
- Han desarrollado mejor el sentido de la responsabilidad, la autosuficiencia y el autocuidado.
- Tienen mejores habilidades sociales y comunicativas.
- Tienen mejores conocimientos de biología y de la naturaleza, y menos pensamientos antropocentristas.
- Muestran más compasión hacia todos los animales y hacia los seres humanos y toleran menos el maltrato y la crueldad con los animales.
En cuanto a la salud física, aunque es cierto que el pelo y la piel de los animales, así como las sustancias del exterior que pueden transportar en su pelaje e introducir en las casas los perros pueden producir alergia en algunas personas – niños y adultos, también está demostrado que convivir con un animal doméstico en los primeros años de vida disminuye el riesgo de desarrollar cualquier tipo de alergia y de piel atópica hasta un 25%. De hecho se sabe desde hace mucho tiempo que los niños que viven en ambientes rurales donde hay convivencia regular con todo tipo de animales tienen menos asma y menos rinitis alérgica que aquellos que viven en ciudades.
Convivir con un animal doméstico en los primeros años de vida disminuye el riesgo de desarrollar cualquier tipo de alergia y de piel atópica hasta un 25%
Enseñar a los niños a cuidar y respetar a los animales
Aunque la mayoría de los niños y niñas muestran un cariño y respeto espontáneo por los animales, a veces no lo saben expresar bien, y además es lógico que no sepan cuáles son sus necesidades y cómo cuidar de ellos. Por ello es importante ir guiándolos mientras crecen para que:
- Aprendan a interpretar el comportamiento de los animales, propios y ajenos, a aproximarse a ellos de forma respetuosa y prudente, a reconocer señales de peligro o cuando el animal no desea interactuar y se le debe dejar tranquilo.
- Hasta los 10 años, colaboren en las tareas de alimentar y cepillar a los animales, así como limpiar sus lugares de descanso y juguetes.
- A partir de los 10 años, asuman estas tareas o parte de ellas de forma regular, y, según el tamaño del perro, sean también responsables principales de sus paseos.
Por supuesto, los menores de 4 años debes estar siempre supervisados por un adulto, también cuando estén en compañía de animales domésticos.
Autora: Doctora Miriam Martínez Biarge, Núm. Col. Madrid 53.890
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