El lumbago o lumbalgia, comúnmente llamado dolor de espalda, generalmente afecta a la parte inferior de la espalda, con un aumento del tono y de la rigidez muscular. La base de la columna vertebral soporta más peso que el resto de la espalda. Si el tono muscular de los distintos grupos musculares lumbares está desequilibrado, o es insuficiente, entonces funcionan mal, se contracturan y aparece el lumbago. Las lumbalgias suponen alrededor del 60% del total de dolores de espalda, los dolores de cervicales representan un 30%. Y la dorsalgia (la zona intermedia) sólo supone un 10% de los casos de estos dolores.

¿Quién puede padecerlo?
El dolor de espalda es el problema de salud crónico más frecuente en nuestra sociedad. Esta patología afecta tanto a personas jóvenes, como adultas y mayores y aparece tanto en trabajos sedentarios, como en aquellos que implican un gran esfuerzo físico.
Las lumbalgias suponen alrededor del 60% del total de dolores de espalda
Alrededor de un 80% de las personas ha sufrido, sufre o sufrirá al menos un episodio de lumbalgia o lumbago en algún momento de su vida. El 70% de los jóvenes antes de cumplir los 16 años han experimentado este dolor de espalda. Es la principal causa de baja laboral en menores de 50 años. Afecta más a las mujeres (60%) que a los hombres. Y durante el embarazo un 70% de las embarazadas experimentará dolor de espalda y más al final del embarazo.
Diagnosis y síntomas
El médico, en función de la historia referida por el paciente acerca de la aparición y evolución del dolor, acompañada por la exploración física del paciente, realizará el diagnóstico del lumbago. En ocasiones necesitará ayudarse con pruebas diagnósticas como, radiografías, TAC (tomografía axial computarizada) o resonancia magnética (RM), para ver si existe una hernia discal (solo en el 4% de los casos de lumbago). La existencia de una hernia no siempre es la causante del dolor ya que alrededor de un 20% de ellas son asintomáticas. Las manifestaciones más comunes de la lumbalgia son el dolor local o irradiado, la inflamación y la presencia de contracturas musculares.
Un 70% de las embarazadas experimentará dolor de espalda y más al final del embarazo
¿Cuáles son las causas del lumbago – lumbalgia?
Las más frecuentes son las de origen mecánico, por sobrecarga, esfuerzo o debilitamiento de la musculatura de soporte, el dolor aumenta al mover la región lumbar y mejora con el reposo. Otras lumbalgias son debidas a alteraciones estructurales o degenerativas de la columna vertebral. El lumbago puede manifestarse durante o después de hacer una actividad excesiva o al hacer deporte, especialmente los que involucran movimientos repentinos, flexiones, torsiones o sobrecargas de la columna vertebral. Las malas posturas y la falta de ejercicio también pueden originar lumbalgias. Un colchón demasiado blando y el uso de un calzado inadecuado, pueden dar también lugar a una lumbalgia.
Tampoco los años son buenos para la espalda, a partir de los 30, comienzan a desgastarse los discos de la columna y el tejido que amortigua la carga entre una vértebra y la siguiente. Este deterioro aumenta el trabajo que tiene que realizar la musculatura para mantener la espalda erguida. Estos cambios degenerativos deben contrarrestarse con los ejercicios adecuados (gimnasio, Pilates, natación…) para fortalecer estos músculos.
Un colchón demasiado blando y el uso de un calzado inadecuado pueden dar lugar a una lumbalgia
La visión global o integrativa del cuerpo humano permite ir más allá de contemplar no tan sólo los aspectos puramente mecánicos de las afecciones musculoesqueléticas como son, traumatismos, malas posturas, sobreentrenamiento o falta de ejercicio, sino que además existen otros factores que en ocasiones pueden ser la causa del origen o persistencia del lumbago. Nos referimos al estrés, los problemas emocionales y los desarreglos intestinales entre otros factores, por lo que no siempre es posible averiguar la causa del lumbago.

Factores no mecánicos
En la parte más baja de la columna vertebral, además de los músculos y las vértebras, se encuentran importantes órganos y vísceras; por lo que no es infrecuente que, si presentan desarreglos, se manifiesten con dolores en la zona lumbar. Por ejemplo, no es raro que una infección de orina presente también un dolor en la parte baja de la espalda. También, el síndrome premenstrual se acompaña en ocasiones de molestias en las lumbares. La obesidad también es un factor de riesgo (el sobrepeso sobrecarga las estructuras lumbares). Y no podía faltar el estrés, que merece un apartado especial.
Relación entre el estrés y el lumbago
Según la medicina natural están relacionados y no tan sólo porque las situaciones de estrés generan tensión en los músculos y al no ser capaz de relajarlos se pueden originar contracturas. El estrés constante puede llegar a generar disfunciones viscerales, puede afectar al estómago, al hígado, y al intestino, conduciendo a la aparición de diarreas y/o estreñimiento que favorecen el lumbago.
¿Qué hacer para prevenir el lumbago?
Se puede evitar la aparición del dolor de espalda de las siguientes formas:
- Practicar actividad física: Mantener una buena forma física, realizar ejercicio de manera habitual favorece mantener unos músculos lumbares fuertes y flexibles. Con ello se reducen el riesgo de sufrir dolor de espalda. Y en el caso de que apareciese, durará menos tiempo. Sobre todo, evitar el sedentarismo que afecta a estos músculos. La elección de que tipo de actividad es personal, puede ser que no te guste el gimnasio, pero sí bailar. No existe ninguna excusa para no hacer actividad física. Las personas mayores tampoco deben mantenerse sedentarias. La edad no es un impedimento. Es más, a partir de los 60, cada año es más importante realizar actividad física.
- Mejorar la postura: Las personas que por su trabajo pasan mucho tiempo sentadas deben vigilar la ergonomía del asiento y fortalecer su espalda, por medio de ejercicios adecuados y, estiramientos. También aprender a levantar peso de forma correcta.

Tratamientos para el lumbago
Medicamentos
Para el dolor; inicialmente se recurre a los analgésicos (paracetamol). Si no son eficaces se utilizan medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (tipo diclofenaco), no más de 14 días, y si no fuera suficiente podría recurrirse a un relajante muscular, durante una semana. La combinación de paracetamol o un antiinflamatorio no esteroideo (AINE) con un complejo de vitamina B (B12, B6, B1) ha demostrado un mayor alivio del dolor y una mayor mejora de la movilidad y de la funcionalidad que cuando estos se administran solos, ello permite acortar el tiempo de tratamiento. Algunos antiinflamatorios también se presentan en forma de cremas o geles de masaje.
La suplementación con Vitamina D, puede ser de interés. Magnesio y Omega 3 también son de utilidad
Intervenciones no farmacológicas
- Fisioterapia: el especialista primero corrige las posturas o gestos que han producido la lesión con el objetivo de mejorar la forma de sentarse, tumbarse, subir o bajar escaleras o cargar pesos. Al paciente también se le instruye en autoestiramientos y ejercicios de fortalecimiento para que tenga un mejor control del tono postural y evitar nuevos episodios.
- Terapias manuales: maniobras manuales enfocadas a fomentar la movilidad y la motilidad de los órganos y vísceras comprometidos (mesoterapia, estiramientos musculares y maniobras osteopáticas).
- Ortesis: en algunos momentos pueden ser de utilidad las fajas lumbares, aunque no conviene utilizarlas continuamente ya que debilitan la musculatura. Higiene postural: evitar la sobrecarga de la espalda. Durante el episodio doloroso, el paciente debe intentar mantener el ritmo de actividad dentro de la normalidad, pero siempre evitando la sobrecarga de la espalda.
- Ejercicio terapéutico: sirve hacer gimnasia de espalda, Pilates, ejercicios de potenciación del Core, etcétera.
El reposo retrasa la recuperación
- Termoterapia: aplicaciones de calor (para deshacer los nudos musculares) o frio (para reducir la hinchazón y la inflamación) en las partes doloridas. Generalmente el frío se aplica inmediatamente después de la lesión y el calor en la reagudización de las dolencias crónicas. También son de utilidad los parches térmicos o de capsaicina para relajar las contracturas y disminuir el dolor.
- Masajes: con cremas antiinflamatorios y/o rubefacientes (enrojecen la piel porque dilatan los capilares sanguíneos). Los aceites esenciales de albahaca exótica y eucalipto azul diluidos en una crema o aceite vegetal son buenos antiinflamatorios. Así como la lavanda y el árnica.

- Suplementos: en caso de ansiedad o alteración del sueño por el dolor, la valeriana o combinaciones de valeriana con otras plantas sedantes, como la pasiflora o la amapola de California, son de gran utilidad. Como suplementos antiinflamatorios son útiles la garra de diablo o ‘Harpagophytum procumbens’ y la corteza de sauce blanco “’Saalix Alba’”, similar a la aspirina. La suplementación con Vitamina D, puede ser de interés. Magnesio y Omega 3 también son de utilidad.
- Evitar el reposo en la cama: especialmente si dura 48 horas o más, pues eso hace perder tono muscular y alarga la duración del dolor. Si el dolor obliga a estar en la cama, que sea el menor tiempo posible. El reposo retrasa la recuperación.
- Mantenerse tan activo como sea posible: los expertos señalan que el paciente debe mantener el mayor grado de actividad que le sea posible e intentar normalizarlo tan pronto como pueda. Los ejercicios iniciales pueden ser actividades suaves, como andar o nadar, para evitar que se debilite la musculatura. Más adelante se pueden iniciar ejercicios específicos para la espalda.
- Otros recursos a contemplar son: la Gestión del estrés, las Técnicas de relajación, la Alimentación antiinflamatoria, la Reflexoterapia, la Homeopatía y la Acupuntura.
La mayoría de los dolores de espalda se superan en menos de 14 días
¿Cuánto tarda en curarse?
La duración del dolor varía de un caso a otro y de una persona a otra. En la mayoría de los casos el dolor agudo desaparece en pocos días. En general, el 85% de las lumbalgias tiene buen pronóstico y aproximadamente el 15% de ellas se cronifican y tienen una más difícil solución. La cirugía es necesaria en menos del 1% de los pacientes. La mayoría de los dolores de espalda se superan en menos de 14 días. Recuerda que el sedentarismo, el reposo y la inmovilidad son los promotores del lumbago.
Consulta a tu farmacéutico/a está muy cerca de ti.
*La información contenida en esta página tiene carácter divulgativo y no pretende sustituir el consejo médico. Ante cualquier duda, consulte con un profesional de la salud.
Autora: Dra. Marta Castells, Farmacéutica
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