El buen desarrollo de los maxilares está determinado por un componente genético, otro congénito (marcado por los factores que influyen en el embarazo), y posteriormente, otro muy importante que nos permite actuar y modular los dos anteriores, que es el funcional o fisiológico.

Odontología Holística y la Dentosofía en la lactancia
En este sentido, la lactancia constituye un período fundamental en el que, aparte de los aspectos sobre los que se suele incidir (como la conexión emocional del niño con la madre, la importancia en el desarrollo del sistema inmunológico y los valores nutricionales de la leche materna), se debe atender a otros aspectos que, desde el punto de vista de la Odontología Holística y la Dentosofía, ayudarán a que el desarrollo maxilar sea adecuado y que la innata capacidad de respirar, masticar y tragar correctamente del recién nacido, no se pierda.
De entrada, cuando hablamos de nutrición y alimentación, no solo se debe atender al aspecto químico del alimento sino también a otros aspectos fisiológicos como la parte emocional, la parte muscular y a la maduración de las capacidades del bebé a nivel de conciencia corporal. Según Judith Gelfo Flores, introductora de la Odontología Holística y la Dentosofía en España (a la que entrevistamos en el número anterior de El Botiquín Natural) “La naturaleza nos ha dado una condición que nos permite dar el pecho de forma alterna en el lado derecho e izquierdo. Este cambio de posición que se da al bebé permite a éste ejercitar ambos lados de forma alterna”. Con ello se comienza a entrenar el patrón de masticación bilateral.
Si la lactancia, por diferentes circunstancias y situaciones de la madre (como por ejemplo el de una madre adoptiva), no fuera natural, aparte de seleccionar la correcta composición del nutriente en la leche, desde el punto de vista mecánico al que atendería la odontología, también se debe alternar y dar un biberón de cada lado para que así “se vaya creando un circuito neuromuscular de manera que el niño sea capaz de estimular la musculatura de ambos lados por igual” explica Judith Gelfo. “Estos circuitos neuromusculares que quedan archivados en nuestro cerebro nos condicionan para que exista una masticación bilateral natural”. En cuanto al vínculo emocional, en el caso de que deba recurrirse a la lactancia artificial, salvando “la parte de frustración por la que parecería que si no das el pecho no vas a conectar emocionalmente con ese bebé”, comenta Judith, “pienso que el cariño y la dedicación al mezclar una leche con el agua en un biberón y al disponer del tiempo para alimentar al bebé, ya se está estableciendo un vínculo emocional”.
Un error frecuente, tanto en la lactancia natural como la artificial, es la posición del lactante
Otro aspecto que habría que tener en cuenta en el caso de una lactancia artificial es el de la tetina. Según la experta, la tetina debe ser la más sencilla del mercado y el agujero pequeño: “habría que considerar un diseño de tetina anatómico, que se asemeje lo máximo posible, en consistencia y capacidad de deformación, a la forma del pezón de la madre”.
Importancia de una posición vertical del lactante
Un error frecuente, tanto en la lactancia natural como la artificial, es la posición del lactante. Si observamos en la naturaleza, la mayoría de las especies, buscan el pezón de la madre, siempre con un cierto esfuerzo y en una posición vertical, de frente al pezón. “Ningún cachorro mama de forma acostada sino de frente al pezón. Los humanos nos tumbamos y el bebé mamá de lado”, comenta Judith Gelfo. “Es importante corregir esto porque la posición vertical obliga a un adelantamiento de la mandíbula para ejercer la succión natural del pezón y esto supone un estímulo óptimo para el desarrollo correcto de la articulación temporomandibular que, junto con la erupción de los dientes, va a condicionar la capacidad de mantener la cabeza erecta en una relación correcta entre vértebras cervicales y base del cráneo”.

El uso del chupete y la succión de los dedos
El reflejo de succión con que los bebés nacen, además de servir para asegurarse el alimento, les ayuda a calmarse cuando están nerviosos y también a dormirse. Por eso pueden tender a chuparse el dedo y usar el chupete, si se lo proporcionan los padres, lo cual suele ocurrir en el caso de bebés que se muestran ansiosos. Es importante valorar la situación de ansiedad, ser conscientes de que se les debe quitar lo antes posible y atender a cómo es la succión del chupete. “Hay niños que lo tienen de forma pasiva y otros que son succionadores compulsivos. El problema es que puede generar una mala posición de la lengua que luego es mucho más difícil corregir”, apunta Judith Gelfo. En el caso de niños con temperamento muy ansioso, la recomendación sería tratar de fondo esa ansiedad, con ayuda de otras herramientas como pueden ser la homeopatía, la terapia floral o la aromaterapia, entre otras muchas.
La succión de dedos es algo más difícil de solventar y el empleo de sustancias amargas de uso tópico como disuasorias, no suele ser efectivo. Como sugiere Judith Gelfo, “recurrir a esas otras terapias naturales, además de una estimulación trigeminal suave y la terapia sacrocraneal dada por algún especialista infantil, suele ser lo más recomendable y efectivo”.
Consejos de la especialista cuando se empieza a introducir la alimentación sólida
- Cuando crecen dientes y muelas el niño debe empezar a masticar. En cuanto al tipo de alimento y su consistencia, irá en función de la maduración del sistema digestivo del niño y de su madurez muscular, siendo el pediatra quien marcará las pautas iniciales. Desde el punto de vista odontológico, cuando se completa la dentición, el niño ya está en condiciones de masticar, morder, nutrirse de otros alimentos e ir dejando el pecho, sobre todo en la noche. La leche materna es la más rica en azúcares (podemos brindar dulzura a nuestros hijos a través de nuestros actos).
- Observar los patrones de respiración, poniendo valor a la respiración nasal ya que ésta permite una mejor oxigenación, una mayor concentración y un rendimiento óptimo, (además de prevenir alergias, tos, amigdalitis, gingivitis, situaciones éstas, a las que se queda más expuesto al respirar por la boca).
Cuando se completa la dentición, el niño ya está en condiciones de masticar, morder, nutrirse de otros alimentos e ir dejando el pecho
- En colegios y guarderías, restringir los premios dulces por mérito, premiar con otra cosa que no sea comida, chuches, etc.
- Incentivar las maniobras de higiene, que también forman parte de la educación y de la salud general. Los niños que se quejan de que no se les da tiempo a cepillarse los dientes, serán adultos que tampoco se tomarán ese tiempo.
- Respecto a la primera visita al odontólogo, el pediatra realiza una primera valoración y, a veces, por razón de frenillo corto que les impide lactancia u otras patologías, el niño debe acudir tempranamente al odontólogo. Aunque si el desarrollo es normal, es conveniente acudir a una primera revisión cuando erupcionan los primeros dientes. De esta forma se va controlando el crecimiento, desarrollo armónico de las estructuras de la boca, hábitos, calidad de mucosas y de dientes.
A la hora de enseñar a comer a los niños, es importante:
- Tomarse el tiempo adecuado para una comida, que debe ser masticada.
- Se nutre no solamente por el aspecto químico del alimento, hay una nutrición afectiva y una nutrición funcional, madurando el sistema de propiocepción: los sentidos de tacto, (texturas, temperaturas) y el sentido del gusto, además de la parte motora de coordinación (respiro, mastico, insalivo y trago) y el acto de coordinación mano boca.
- Es normal que el niño necesite experimentar con sus manos la consistencia y temperatura, esto es un entrenamiento que luego recordará cuando se introduce comida con un tenedor o cuchara.
Autora: Marta Gandarillas, Periodista especializada en Salud Natural, Titulada superior en Naturopatía y Terapeuta de Jin Shin Jyutsu
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