Si nos referimos al aquí y al ahora, nos referirnos a pensar y disfrutar plenamente de las cosas desde la realidad y la consciencia. Con frecuencia el vertiginoso ritmo de vida «moderno» nos lleva a tener tantos estímulos externos e internos en un mismo instante, que consciente o inconscientemente nos conduce a querer atender y abarcar todo y, con frecuencia, más de lo posible o incluso más de lo necesario.

Esta sobrecarga de estímulos se convierte en tareas y pensamientos y, con ello, pensar que la persona que más «hace» y «resuelve» por minuto, es sinónimo de ser un crac. Nunca más lejos de la realidad. Cracs hay muy pocos y para llegar a ser uno, hay que trabajarlo mucho y bien. Lo normal es que esas ansias de querer hacer mucho en poco tiempo nos impidan ser eficaces, eficientes y productivos, pero con ello aumentamos la posibilidad de error, podemos conseguir desestabilizar a nuestro entorno y lo que es peor, no disfrutaremos nunca del momento.
Podemos ver ejemplos de este vértigo sin sentido a nuestro alrededor o en nosotros mismos. Conducir a exceso de velocidad, comer sin estar pendiente de la comida o de la compañía, caminar y mirar el móvil, cruzar la calle sin precaución, hablar sin pensar, pensar en otra cosa cuando lees, estas en el teatro o en el cine. Es decir, hacer cualquier otra cosa mientras estás haciendo otra o querer hacer más cosas de las convenientes.
Hay muchas técnicas para mejorar los estados de consciencia, pero puede empezar haciendo un esfuerzo personal de cultivar la calma, realizar respiraciones profundas o, simplemente, disfrutar de cada momento de su vida.
Autor: Pedro Porta. Director y Empresario, Sector Complementos Alimenticios
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