El agua termal es aquella agua mineral que emana del suelo a una temperatura 5ºC superior a la temperatura exterior de los manantiales de los que aflora. Estas aguas son conocidas por su composición rica en minerales como calcio, magnesio, cobre, zinc y selenio, de gran valor para nuestro organismo. Las propiedades que poseen son utilizadas ampliamente tanto con finalidad terapéutica como cosmética.

Salud y bienestar
El agua es un agente físico conocido desde tiempos inmemoriales. Ya en la época de la Antigua Grecia se confería al agua termal o mineromedicinal propiedades terapéuticas. De hecho, durante los años dorados de las sociedades griegas y romanas, los baños se convirtieron en rituales complejos, que a menudo iban acompañados de masajes y otros ejercicios terapéuticos. Tanto es así que se estandarizó la creación de termas públicas, por aquel entonces concebidas como instalaciones de gran valor social y político. Estas se popularizaron por toda Europa, extendiendo la práctica de las curas balnearias por todo el continente. Con el paso del tiempo, el uso del agua termal se ha adaptado a los tiempos actuales, hasta reconocerse como una herramienta alternativa para favorecer la salud.
Se conoce que los efectos del agua termal sobre el organismo son biológicos, químicos y físicos: aumenta la temperatura corporal, puede mejorar la circulación sanguínea y la función metabólica, facilita la eliminación de toxinas, estimula el sistema inmunitario, contribuye a la eliminación de virus y gérmenes, puede ser de utilidad frente a hongos y en la curación de heridas, además de estimular la producción de endorfinas, mejorar el aspecto de la piel y favorecer la relajación física y mental.
Las propiedades que poseen son utilizadas ampliamente tanto con finalidad terapéutica como cosmética
Tipos y composiciones
Las aguas termales se clasifican según su temperatura de afloración o su composición química. En función de la temperatura, pueden ser aguas frías (a menos de 20ºC), hipotermales (entre 20 y 30ºC), mesotermales (oscilan entre los 35 y los 45ºC) o hipertermales (superan los 45ºC). En cuanto a su composición, encontramos distintas aguas con diferentes propiedades, indicadas para unos u otros tratamientos terapéuticos, ya sean curativos o preventivos, siempre bajo supervisión médica y practicados por profesionales. Así por ejemplo, las aguas cloruradas tienen efecto antiinflamatorio, sedante y analgésico; las sulfurosas son adecuadas para afecciones del aparato locomotor; las sulfatadas y las carbonatadas son efectivas en caso de problemas digestivos y patologías diversas con el estómago; las sulfuradas están indicadas para enfoques dermatológicos y reumatológicos; las radioactivas son efectivas en caso de estrés, depresión o ansiedad; y las ferruginosas se pueden emplear en el tratamiento de anemias y el agotamiento físico.
La forma más habitual de aprovechar sus beneficios es a través de los baños termales, aunque también se pueden hacer inhalaciones, irrigaciones, ingerirlas en casos determinados o aplicarlas directamente sobre la piel en forma de bruma.
Los efectos del agua termal sobre el organismo son biológicos, químicos y físicos
Aplicaciones en cosmética
El agua termal también es un principio activo destacado en la cosmética eco natural. Se trata de un ingrediente de origen natural presente en un amplio abanico de productos. Estos cosméticos, también llamados cosméticos termales, presentan formulaciones que incorporan agua termal en distintas proporciones y diferentes activos naturales y de origen vegetal que ofrecen soluciones específicas y beneficiosas para la piel y el cabello.
Ya sea en formato aerosol o como parte de lociones o cremas, el agua termal se ha convertido en un elemento clave de muchos neceseres. Entre sus beneficios cosméticos, el agua termal ayuda a recuperar el bienestar natural de la piel. Limpia, refresca e hidrata al instante y ayuda a tonificar la piel tras la limpieza diaria.
La composición mineral del agua termal se asemeja de forma natural a las células de la piel, por lo que no perturba el equilibrio fisiológico de esta. De hecho, está indicada para todo tipo de pieles, incluso las más sensibles e irritadas. Ofrece un efecto calmante y relajante y tiene capacidad para disminuir y prevenir las rojeces y las irritaciones, ya sean causadas por la depilación, la exposición solar, la exfoliación o incluso por afectaciones como la psoriasis, la dermatitis o eccemas. Su capacidad regenerativa actúa frente al envejecimiento prematuro. Además, al tener propiedades antioxidantes, ayuda a combatir los radicales libres, protegiendo las membranas naturales de la piel. También se utiliza como spray fijador del maquillaje.
Autora: Ariadna Coma, Periodista
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