Aquellas personas que tenemos la suerte de poder disfrutar del sentido de la audición, debemos ser conscientes de que además de oír podemos tener el don de escuchar. Escuchar es un proceso donde es necesario interpretar lo que se está percibiendo por el canal auditivo. Oír es un proceso fisiológico, mientras que escuchar es una capacidad cognitiva. Si escuchamos mientras oímos podremos atender, aprender, entender, y con ello, podremos elaborar juicios reflexivos. A esta habilidad la llamamos escucha activa, y no es necesariamente espontánea, pero sí se puede, e incluso se debe, desarrollar.

saber escuchar

Trabajar la escucha activa optimiza la relación entre las personas. La médica experta en cuidados paliativos Kathryn Mannix, nos resalta la importancia de que escuchemos para entender y no para contestar. Con ello podremos ayudar mejor a las personas haciendo las preguntas que les ayuden a pensar.

Convertirnos en un buen escuchante nos ayudará a ser un buen interlocutor

Para mejorar nuestra capacidad de escucha es importante dejar hablar a la otra persona y que nos concentremos en sus palabras evitando pensar antes de tiempo en lo que vamos a decir o incluso pensando, mientras tanto, en nuestras cosas personales. Un error frecuente es interrumpir e incluso contestar o replicar antes de que la otra persona haya acabado de hablar, por lo que la calma y el respeto son fundamentales.

Convertirnos en un buen escuchante nos ayudará a ser un buen interlocutor y evitaremos malas interpretaciones o malos entendidos, y así conseguiremos disfrutar de productivos diálogos tan necesarios en los tiempos modernos donde la voz y la palabra pueden llenarse de contenidos vacíos.

Autor: Pedro Porta. Director y Empresario, Sector Complementos Alimenticios

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