Todos experimentamos oscilaciones en el estado de ánimo. Aunque hay personas más estables que otras, la mayor parte de seres humanos pasamos tanto por épocas en las que sentimos tristeza, decaimiento, pesimismo y falta de energía, como por épocas de marcado entusiasmo, vitalidad y creatividad. En muchas ocasiones estas oscilaciones parecen estar causadas por acontecimientos externos que nuestra mente percibe como negativos o positivos; pero otras veces la causa externa puede no ser tan evidente. Cuando estas oscilaciones del estado de ánimo se vuelven patológicas y producen sufrimiento y alteraciones en la vida cotidiana hablamos de trastorno bipolar.

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El trastorno bipolar

Bipolar significa que existen dos polos o dos extremos. Las personas con trastorno bipolar experimentan épocas de depresión que se alternan con fases de manía o hipomanía, estos son los dos polos de la enfermedad. Entre medias puede haber fases de remisión, sin síntomas. Tanto la depresión como la manía son dos trastornos mentales capaces de originar un enorme sufrimiento a quienes los padecen y a las personas de su entorno, lo que se agrava por el estigma social que recae sobre las enfermedades mentales.

El trastorno bipolar no es raro. Afecta globalmente al 1-3% de la población mundial, aunque hay diferencias notables entre países. EEUU es el país con mayor porcentaje de población afectada.

Las fases del trastorno bipolar

Las personas con trastorno bipolar tienen episodios de depresión que se caracterizan principalmente por sentimientos de tristeza, pesimismo y culpabilidad, por falta de energía y de apetito, por problemas para conciliar y mantener el sueño (o por el contrario, por dormir demasiado) y por dificultades de concentración. Estos episodios duran al menos dos semanas, aunque sin tratamiento se suelen prolongar durante meses.

Pero además, para ser diagnosticada de trastorno bipolar, es imprescindible que la persona afectada haya tenido al menos un episodio de manía o de hipomanía. La persona que sufre un episodio de manía inicialmente se siente eufórica y llena de energía. Estas personas suelen notar que su mente trabaja muy rápido y que les vienen muchas ideas, planes y pensamientos a la cabeza. La sensación de vitalidad es tal que casi no necesitan comer ni dormir.

Aunque esto suena en principio muy bien, la manía también se acompaña de impulsividad, agresividad y en ocasiones, alucinaciones. Una persona que está experimentando un episodio de manía puede tomar decisiones súbitas, imprudentes y perjudiciales, por ejemplo, dejar su trabajo, comprar un yate o irse de viaje a un lugar lejano sin equipaje. No es infrecuente que bajo los efectos de la manía la persona haga comentarios rudos o desafortunados, se burle de otros o los insulte y amenace, especialmente si siente que le están llevando la contraria. Los episodios de manía interfieren fuertemente con el trabajo y las relaciones familiares y sociales y si no se controlan en poco tiempo con medicación pueden requerir el ingreso de la persona afectada en un hospital, para evitar que se lesione o perjudique, a sí mismo o a otros.

Las personas con trastorno bipolar experimentan épocas de depresión que se alternan con fases de manía o hipomanía

La hipomanía es similar a la manía, pero más leve. La persona con hipomanía siente un aumento de la energía, la creatividad y la productividad, pero no el resto de síntomas, por lo que puede pasar desapercibida para otras personas y no suele interferir con la vida cotidiana.

La ciclotimia es una forma menos grave de trastorno bipolar, en la que también se producen altibajos periódicos en el estado de ánimo y en la energía, pero sin llegar a afectar a la capacidad de trabajar y relacionarse con otros.

Si un amigo o compañero de trabajo tiene trastorno bipolar

Si tienes una relación cercana con una persona con trastorno bipolar, te puede ayudar mucho informarte muy bien sobre la enfermedad y conocer cómo le afecta en concreto a ella, qué tratamiento está recibiendo, cómo han sido los episodios previos, qué complicaciones pueden aparecer y cómo reconocerlas. En tu trato con tu amigo o colega, recuerda siempre que él o ella es más que su enfermedad, y que sus conductas durante los momentos más graves del trastorno no definen quién realmente es.

En los periodos de remisión, cuando se encuentre más estable, pregúntale directamente cómo puedes ayudarle cuando se pone mal. Y en los momentos de crisis haz lo que sea necesario para protegerle y proteger a otros de sus actos – incluso llamar a la policía. Esto no es deslealtad, al contrario. Procura no dar consejos ni ánimos. Es mejor escuchar con cariño y comprensión y dejar que exprese sus sentimientos y preocupaciones

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Mi pareja tiene trastorno bipolar

Como pasaría con cualquier otra enfermedad, las personas con trastorno bipolar merecen el apoyo y la ayuda de sus seres queridos y la protección que ofrece tener una familia. Nadie elige tener trastorno bipolar. Sin embargo, los cambios frecuentes de estado de ánimo y las alteraciones en el comportamiento pueden ser muy estresantes, especialmente para la pareja sentimental. La relación de pareja puede verse afectada y requiere un esfuerzo extra por parte de los dos miembros para que la enfermedad no dañe la relación.

La vida sexual de las personas con trastorno bipolar suele alterarse con los episodios de depresión y de manía. Durante la depresión es frecuente que los afectados eviten el contacto sexual, lo que puede ser sentido como un rechazo por la pareja. La persona con manía por el contrario puede solicitar tener relaciones sexuales continuamente, sobrepasando la capacidad y el deseo de su pareja. La manía puede conducirle también a tener encuentros sexuales con otras personas, lo que puede ser muy doloroso para su pareja, aun sabiendo que estaba bajo los efectos de la enfermedad.

Muchas parejas se benefician de psicoterapia conjunta. El terapeuta puede facilitar la comunicación, la resolución de problemas y la negociación sobre cómo prevenir conductas de riesgo durante los episodios de manía. Además es positivo que la pareja de una persona con trastorno bipolar acuda a psicoterapia en solitario al menos de vez en cuando. Esto le permitirá aprender a cuidarse a sí misma y a establecer límites en la relación.

Los cambios frecuentes de estado de ánimo y las alteraciones en el comportamiento pueden ser muy estresantes, especialmente para la pareja sentimental

Cómo afecta el trastorno bipolar a los hijos

Las niñas y niños necesitan y buscan en sus padres estabilidad emocional. Por ello tener un progenitor con trastorno bipolar y un comportamiento y estado de ánimo errático puede producirles confusión y miedo. Tan pronto como sean capaces de comprender, se les debe explicar lo que supone esta enfermedad y se les debe asegurar que el comportamiento de su padre o madre no se debe a nada que hayan hecho ellos.

Los niños y adolescentes deben sentirse libres para preguntar todas las dudas que tengan y para expresar sus sentimientos, que a veces pueden ser de frustración o ira. Muchos niños quieren saber si ellos mismos podrían adquirir la enfermedad. Otras preguntas que frecuentemente hacen son: ¿qué es lo que siente mi madre o mi padre cuando se comporta de forma tan extraña? ¿se curará algún día? ¿puedo hacer algo para que se sienta mejor?

Es especialmente bueno para estos niños y adolescentes participar regularmente en actividades lúdicas y deportivas con amigos y compañeros de su edad, así como estar en contacto con un adulto de confianza, que puede ser otro miembro de la familia, al que puedan recurrir en caso de necesidad. También es importante, cuando tengan edad suficiente, que tengan un número de teléfono al que llamar en caso de emergencia.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra, www.creciendoenverde.com

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