Según estimaciones de la Academia Española de Dermatología, uno de cada tres españoles de entre 18 y 35 años, la generación millenial, tiene al menos un tatuaje. Y en EEUU, según el Pew Research Center, casi un tercio de los habitantes tiene su piel tatuada de un modo u otro. Desde hace miles de años, el cuerpo se tatúa por cuestiones estéticas, o para sentirse a la vez singular y social dentro de un grupo. Hoy es una corriente seguida por una parte importante de la población.


Transmitir un mensaje
Hay dos grandes motivos por los que hoy en día las personas pueden hacerse un tatuaje. Tal como señala la psicóloga Sheila Estévez Vallejo: «uno de ellos es subrayar la propia identidad y el otro inmortalizar momentos, tanto los que fueron felices como aquellos que nos han podido dejar una herida psicológica». Los tatuajes corporales son una práctica milenaria que sigue viva y todavía hoy forma parte de tradiciones, ritos y símbolos ancestrales y también de la cultura occidental en los países industrializados.
La principal motivación del tatuaje es la belleza, la estética del cuerpo, crearse un cuerpo más agradable para sí mismo y para los demás, dentro de la sociedad de la imagen y la apariencia que nos ha tocado vivir. El tatuaje también simboliza la expresión del dolor por sí mismo y, por lo tanto, quienes llevan tatuada una parte importante del cuerpo quieren proyectar una imagen al resto del mundo de fortaleza, valentía y seguridad en sí mismos.
La piel y las endorfinas
Sigmund Freud se refiere a la piel para caracterizar una zona erógena, diciendo que «es un sector (…) en el que estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera de determinada cualidad» (Tres ensayos de la teoría sexual, 1905). Siglos antes, en la Biblia, se prohibían los tatuajes. En el Apocalipsis son calificados como «la marca de la Bestia».
Desde hace miles de años, el cuerpo se tatúa por cuestiones estéticas, o para sentirse a la vez singular y social dentro de un grupo
Rasgos de personalidad
La búsqueda de nuevas sensaciones es un rasgo de personalidad que suele estar presente en las personas que se tatúan. Un grupo de investigadores de la Anglia Ruskin University llevó a cabo un estudio para detectar aquellos rasgos de personalidad de las personas con tatuajes al ser comparadas con el resto de la población. Se reclutó a una serie de voluntarios y voluntarias, con o sin tatuajes, para que rellenasen tests de personalidad. A partir del análisis de todos los datos, el equipo descubrió tres rasgos básicos en quien lleva tatuajes. Son, en resumen, estos tres:
1. Extroversión
La extroversión es un rasgo de la personalidad que nos habla sobre el grado de dependencia que tienen las personas de estímulos externos en el entorno inmediato. La gente extrovertida tiende a buscar entornos complejos, ricos socialmente y llenos de estímulos… a diferencia de los introvertidos, que muestran un cierto grado de ansiedad si se notan desbordados por los estímulos externos. En la práctica, las personas extrovertidas son más sociables, les gusta estar a menudo en lugares concurridos y en los que hay grandes grupos sociales, sonidos y estímulos visuales.
2. Apertura a la experiencia
Las personas con tatuajes tienen una significativa tendencia a recibir con alegría las nuevas experiencias. Eso significa que, en general, los cambios que se presentan en la vida con el paso del tiempo no son vistos como algo malo, algo que sí ocurre, por ejemplo, en las personas conservadoras. Por otro lado, la búsqueda de nuevas experiencias es vista como algo excitante por quienes presentan este tipo de personalidad, mientras que las situaciones monótonas causan hastío rápidamente. En general, todo aquello relacionado con la aventura y con la posibilidad de asumir un cierto grado de riesgo es experimentada con placer.
3. Ganas de destacar
Muchas personas aseguran tatuarse simplemente porque le gusta o porque tiene un significado que ellas conocen más que nadie. Es muy posible que en el caso de cientos de miles de personas con tatuajes esto sea así, pero este estudio ha detectado que, en general, quien decide tatuarse la piel muestra una significativa motivación por destacar entre el resto. A partir de este dato, el hecho de recurrir a esta clase de recursos estéticos y simbólicos puede ser visto como un intento por construirse una identidad frente a los demás; tener algo que contar a través de historias trazadas por la tinta que decora el cuerpo, siendo estas narraciones, normalmente, algo que tiene que ver con la filosofía de vida de quien lo lleva, o con eventos importantes que han ocurrido en su vida.
Incluso los tatuajes más pequeños y escondidos dan pie a preguntas y a excusas para poder explicar cómo se vive, o se ha vivido, la vida. El hecho de que solo muy pocas personas vean algunos de ellos es en sí algo que le da fuerza a su poder para expresar, dado que la discreción y la intimidad que llevan asociados causan un impacto emocional claro en quien los contempla. Es otra forma de expresarnos sin hablar.


Motivaciones
Las motivaciones por las que alguien decide hacerse un tatuaje son más amplias de lo que imaginamos. En resumen, los psicólogos coinciden en éstas:
- Mejorarse a uno mismo. Los tatuajes son una forma de vernos más atractivos y que las personas que nos rodean se den cuenta de ello.
- Sentido de pertenencia. Está en nuestra naturaleza que nos sintamos cómodos clasificándonos en algún grupo social.
- Menor ansiedad ante la muerte. A menudo, cuando alguien se hace un tatuaje, se le pregunta qué va a pasar cuando sea una persona mayor y la piel esté menos tersa. Seguramente, quien se tatúa ha pensado en ello y lo tiene en cuenta, pero ha decidido que, en este momento de su vida, lo que ocurra con su piel dentro de muchos años no le importa hoy. Tatuarse no reducirá el miedo a morir, pero es una idea menos presente en quienes lo hacen.
- Búsqueda de sensaciones y riesgos. Se ha identificado que las personas que se realizan un tatuaje tienen una tendencia mayor a asumir riesgos. Las personas con tatuajes tienen, por ejemplo, más tendencia a fumar. La búsqueda de nuevas sensaciones es, como decimos, otro rasgo de personalidad que también está más presente en las personas que se tatúan.
La búsqueda de nuevas sensaciones es un rasgo de personalidad que suele estar presente en las personas que se tatúan
- Singularidad. En un estudio prospectivo sobre personas que se iban a hacer un tatuaje, se midieron los niveles de autoestima, de ansiedad social, corporal y de singularidad que percibían de sí mismas. Inmediatamente después de hacerse el tatuaje, se observó que estas autovaloraciones mejoraban. Se buscaría pues esa sensación de ser únicas al hacerse un tatuaje. O incluso que sirva como un impulsor positivo para personas que no se sienten muy a gusto con su propio cuerpo. En este mismo estudio se señala que dicha mejora sobre la ansiedad social – corporal en las mujeres que se hicieron un tatuaje dejó de ser positiva al cabo de tres semanas, mientras que se mantuvo en los hombres.
- Adicción. Seguramente, al ver a una persona con muchos tatuajes, podemos pensar que al final se convierte en un comportamiento adictivo. El proceso suele ser largo y muy minucioso e incluso, en personas que se están recuperando de alguna adicción, los tatuajes pueden ser una herramienta.
Tatuajes y salud
Los tatuajes a color son más peligrosos, no solo por una mayor superficie tintada en la piel, sino también por los pigmentos. Hay un pigmento, el dióxido de titanio, que a menudo se mezcla en colores más brillantes, como azul, verde y rojo. Eso puede causar que el desgaste de la aguja desprenda partículas de metal que podrían penetrar, ocasionando reacciones alérgicas.
Autor: Jaume Rosselló, Editor especializado en salud y alimentación
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