La Hidroterapia es uno de los más antiguos métodos de tratamiento de enfermedades de los que ha dispuesto la humanidad. El vehículo curativo no puede ser más sencillo: el agua, la sangre de la Naturaleza, como escribiera Leonardo da Vinci. Es bien simple, pero no es por ello menos efectiva que cualquier otra de las innumerables terapias que han ido surgiendo y desarrollándose en el curso de la historia de la Medicina.

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123rf Limited©rh2010. Ducha de alta presión

Una técnica muy completa

En la era de los antibióticos caros, de los potentes fármacos obtenidos en sofisticados laboratorios, de las espectaculares operaciones quirúrgicas, ¿no podría parecer una banalidad, tratar de resaltar la importancia medicinal de tan vulgar elemento? ¿Qué papel puede desarrollar hoy la Hidroterapia frente al prodigioso arsenal terapéutico que posee la Medicina moderna?

La hidroterapia, o curación por el agua, es una de las técnicas de Medicina natural más eficaces y populares y consiste en la aplicación externa del agua, caliente o fría: chorros, riegos o afusiones; baños (fríos, calientes, de vapor, hipertérmicos, de temperatura ascendente…) y duchas de todo tipo; compresas y envolturas… entre otras aplicaciones. El agua es precisamente un vehículo idóneo para suministrar tanto calor como frío al cuerpo humano. Al absorber o comunicar energía calorífica, se produce una triple reacción en el organismo: nerviosa, circulatoria y térmica.

Recuerdo histórico

El agua es un importante revitalizante y resulta muy indicada como medicina preventiva, pero sus propiedades terapéuticas son asombrosas y permiten intervenir con eficacia ante un gran número de enfermedades y trastornos, evitando además los nocivos efectos secundarios de los fármacos. Como afirmaba el célebre filósofo Lao Tse, «Nada hay más blando que el agua, pero el agua acaba por vencer las rocas más duras».

Al absorber o comunicar energía calorífica, se produce una triple reacción en el organismo: nerviosa, circulatoria y térmica

Hace más de cien años que algunos médicos, como el vienés Wilhelm Winternitz (1835-1917) estudiaron a fondo los métodos hidroterapéuticos y sus aplicaciones. Fue entonces cuando adquirió rango científico y fue introducida en los planes de enseñanza de la Facultad de Medicina de su país y luego en el resto de Europa. Hasta entonces estaba en manos de brillantes pioneros naturópatas: Louis Kuhne, Vinzenz Priessnitz, Sebastian Kneipp…

Kneipp

Uno de los grandes méritos de Sebastian Kneipp es el haber combinado de forma maestra la práctica de la Hidroterapia con el empleo de plantas medicinales (Fitoterapia), tanto en forma de infusiones (vía interna) como en forma de aditivos para baños y compresas (vía externa). También cabe destacar el empleo de las semillas y flores del heno: el famoso «saquito de heno», perfeccionado por sus discípulos que, por su notable efecto para combatir muchos dolores, se ha llegado a bautizar como «la morfina de la medicina naturista».

Fuente de salud

Hoy, gracias a los conocimientos científicos, se conocen bien dónde residen las propiedades medicinales del agua, que desde hace más de 2.300 años empleaba Hipócrates para curar a sus enfermos.

Agua e higiene son dos conceptos íntimamente ligados. Recordemos que no son complejas medicinas lo que necesita una humanidad plagada de enfermedades crónicas, de enfermedades causadas por la medicina (yatrogénicas) y que padece las llamadas «enfermedades de la civilización». La Naturaleza nos ha acompañado, nutrido y curado durante miles de años. En ella están nuestras fuentes y nuestra salud. Por todo ello, por sus propiedades físico-químicas, el agua es un medio extraordinario para aplicar calor o frío al cuerpo y suministrarle determinados preparados medicinales. Por su efecto de empuje, por la presión que puede ejercer, por la resistencia que ofrece y por otras cuestiones, debemos considerarla como un elemento terapéutico de primer orden. Y, como decimos, por su abundancia y fácil aplicación, es un medio curativo y preventivo que se debería conocer y emplear en todo hogar.

Hoy se pueden tratar centenares de enfermedades comunes por medio de la hidroterapia. Solo presenta un par o tres de «inconvenientes»: 1) es demasiado sencilla; 2) es un tanto laboriosa; 3) es prácticamente gratuita (¡Por eso no interesa demasiado a la sanidad oficial…!).

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123rf Limited©yacobchuk. Hidromasaje en Sp

En la práctica. La fiebre

En caso de fiebre. Por ejemplo, en época de antitérmicos para eliminar la beneficiosa fiebre, las técnicas de hidroterapia bien aplicadas y complementadas, con reposo en cama y ayuno a zumos de fruta son un remedio eficacísimo para activar la curación natural del organismo. ¿Qué hacer cuando tenemos fiebre? La fiebre es nuestra gran aliada para luchar contra la infección así que, cuando aparece, dejaremos que actúe y…

  • Reposo en cama durmiendo mucho para que todas las energías se concentren en el proceso curativo.
  • No forzarnos a comer. Tomaremos únicamente una dieta líquida (infusiones con miel, zumos de frutas frescas, caldos vegetales) para no sobrecargar el hígado.
  • Lavativa para limpiar los intestinos. Una lavativa suele ser lo más rápido y efectivo; ayuda a eliminar toxinas y reduce la temperatura al «enfriar» la parte distal del intestino.
  • Compresas frías en la frente o envolturas frías de tronco, o en brazos o pantorrillas.
  • Si la fiebre ronda los 38,5ºC durante más de 48 horas, consultaremos con el médico de cabecera.
  • Baño de temperatura descendente. En caso de fiebre alta (por encima de 38,5ºC en los niños y por encima de 40°C en los adultos) se puede sumergir al paciente en un baño completo a temperatura descendente. Se empieza el baño con agua caliente, a una temperatura en que el enfermo se sienta cómodo, y se va reduciendo paulatinamente la temperatura del agua añadiendo agua fría hasta que el enfermo dice basta. En ese momento debe salir de la bañera, secarse muy bien, envolverse en un albornoz de algodón, ponerse unos calcetines calientes y meterse en la cama bien abrigado buscando la reacción del cuerpo que, para compensar el baño frío, empezará a producir calor. A medida que el cuerpo se va templando, desabrigaremos algo al paciente y seguiremos en cama. Este baño suele inducir además un sueño muy reparador.

Hoy, gracias a los conocimientos científicos, se conocen bien dónde residen las propiedades medicinales del agua

Envolturas

Las envolturas abarcan una mayor superficie corporal y su aplicación dura más tiempo. Tienen el efecto de provocar sudoración y, como consecuencia, bajar la fiebre. Se aplicarán con el estómago vacío (sin digestiones pendientes) y preferiblemente durante más de dos horas o más.

Material para una envoltura

  • Dos paños de algodón y un paño de lana, todos de una medida aproximada de 50 cm x 180 cm
  • Empapador para no mojar la cama (no es imprescindible)
  • Palangana con agua fría

Cómo se hace

Sumergimos el paño 1 que entrará en contacto con el cuerpo en una palangana con agua fría (a 15 o 18°C) y lo escurrimos muy bien. Su finalidad es producir un corto estímulo de frío, seguido de una reacción corporal que acumula sangre en los vasos sanguíneos periféricos y provoca calor. El paño 2, que está seco, cubrirá el primero. El paño de lana 3, también seco, será el más externo y cubrirá los dos anteriores para evitar que el cuerpo se enfríe.

Tiempo de aplicación

Una o dos horas. Retirar la envoltura tras una buena sudación. En caso de inflamación de la garganta se aplicará una envoltura de tamaño más pequeño que cubra el cuello, siguiendo el mismo procedimiento. En este caso será necesario renovarla cada 20 o 25 minutos porque se calienta antes.

Envolturas pectorales

También se pueden aplicar envolturas pectorales en un ataque de asma o en caso de bronquitis.

Autor: Jaume Rosselló, Editor especializado en salud y alimentación

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