Las personas consumidoras cada vez están más interesadas en productos de cosmética que sean sostenibles. Pero en las etiquetas se puede encontrar una gran variedad de sellos que muchas veces se desconocen o no se comprende bien cuál es su significado. A diferencia de la alimentación, la cosmética natural y ecológica, no tiene ni una definición ni una regulación común y oficial. Por ello han sido entidades privadas las que han promovido y promueven distintas certificaciones. Y para entender que hay detrás de este tipo de certificaciones es necesario tener algunos conceptos claros.

Cosmética natural y cosmética ecológica
El consumidor de cosmética certificada suele ser un consumidor concienciado que ya es consumidor de alimentación ecológica. Por ello, muchas veces asimila la cosmética certificada con la cosmética ecológica. Pero en realidad esto no es así. Las Normas para la cosmética suelen ofrecer distintas categorías en función de la cantidad de ingredientes ecológicos certificados que incluya el producto. Las categorías más frecuentes que se pueden encontrar son: cosmética certificada natural, natural con un determinado porcentaje de ingredientes ecológicos y ecológica propiamente dicha. Es decir, lo primero es establecer qué requisitos se necesitan para considerar una cosmética como natural, en función de sus ingredientes y luego, a mayores, considerarla ecológica si al menos cierto % de sus ingredientes son ingredientes de origen vegetal o animal con certificado ecológico. Esto significa en la UE que se han cultivado/criado según el Reglamento europeo para la producción ecológica y que los ha certificado una certificadora reconocida.
Los diferentes porcentajes admitidos para clasificar la cosmética en un lugar u otro, así como el modo de calcular estos %, es una de las principales diferencias entre una certificación u otra. Estas diferentes categorías se mantienen porque así se ofrece la posibilidad a las empresas de ir avanzando en la calidad de sus productos. Además, se abre la posibilidad de certificación a empresas que elaboran cosmética natural, aunque sin ingredientes ecológicos. No hay que olvidar que en los inicios de la certificación de alimentación también se mantuvieron dos categorías de alimentos ecológicos con porcentajes diferentes de ingredientes ecológicos (concretamente 70% y 95%).
La cosmética econatural también debería mirar la ética, la sostenibilidad, la responsabilidad social y la ecología
Casi toda la cosmética cuenta con un pequeño porcentaje de ingredientes petroquímicos, algunos conservantes principalmente, sin los cuales sería imposible o fabricarla o garantizar su conservación y seguridad. Sólo algunos productos sin agua, como ciertas cremas tratantes, no necesitan ningún ingrediente petroquímico. En la cosmética certificada hay un control de dichos ingredientes en los que se obliga a elegir entre las opciones menos contaminantes y, por supuesto, las que no suponen ningún tipo de riesgo para la salud de las personas.
Normas y certificadoras
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la diferencia entre lo que es una norma y lo que es una certificación. La norma es el conjunto de condiciones que ha de cumplir el producto para ser certificado, que debe estar publicada y ser de acceso público, y la certificación es el proceso mediante el cual una entidad acreditada revisa que una empresa cumple con cierta norma.

Algunas veces la entidad dueña de la norma es la misma que se encarga de la certificación, pero lo más frecuente es que sean entidades diferentes. Así, por ejemplo, COSMOS es una norma y hay distintas certificadoras acreditadas para revisar su cumplimiento, como ECOCERT, Soil Association Certification, ICEA y CAAE entre otras. NATRUE es la norma y las certificadoras que ofrecen la certificación NATRUE son EcoControl, Bioagricert, CCPB o bio.inspecta, entre otras. En el caso de BioVidaSana, la norma promovida por la Asociación Vida Sana, todo el servicio de inspección y control de los productos lo hace la empresa española Biocertificación S.L. mientras que el certificado lo emite bio.inspecta, como certificadora acreditada que es.
¿Certificación o aval?
Dado que la definición y control de lo que es cosmética natural y ecológica no está regulada oficialmente, se pueden encontrar muchos sellos en los productos cosméticos, pero a no todo se le puede llamar certificación.
El proceso de certificación es un proceso complejo que ha de ser llevado a cabo de forma profesional, objetivo, y neutral. Todo ello está regulado por una norma y las certificadoras han de estar acreditadas para poder emitir certificados válidos. Acreditada significa que hay otra entidad que a su vez supervisa a la certificadora, es como «la certificadora de certificadoras».
En resumen, una certificación es la revisión de la producción de ciertos productos según una cierta norma publicada. En cosmética, el proceso debe incluir una revisión exhaustiva de ingredientes, fórmulas y etiquetas, una inspección y un certificado emitido por una entidad acreditada.
Sólo algunos productos sin agua, como ciertas cremas tratantes, no necesitan ningún ingrediente petroquímico
Como se ve, una certificación es un proceso complejo y más o menos caro. Por ello, a veces lo que se encuentra en el mercado, en las etiquetas de los productos, no es una certificación, sino un aval. Un aval es un sello otorgado por una empresa u organización que se basa en cierta norma o criterios, pero no es una entidad de certificación acreditada, y no necesariamente se cumple con todos los requisitos y todas las etapas definidas en el párrafo anterior.
De entre los sellos que se pueden ver en España para cosmética producida en el país, se puede decir que los que cumplen con todos los requisitos para poder afirmar que corresponden a una certificación son COSMOS, NATRUE y BioVidaSana.
Cosmética certificada y ética
La cosmética econatural certificada garantiza la no utilización de los ingredientes de síntesis más controvertidos. Esto es un argumento muy importante para las personas con la piel más sensible y también para todas aquellas en las que la protección de la salud es un buen motivo para decidir su compra. Pero más allá de la salud, cualquier actividad económica tiene su lado más oscuro y es necesario que seamos conscientes para decidir entre las muchas ofertas de cosmética certificada que encontramos en el mercado hoy en día. La cosmética econatural también debería mirar la ética, la sostenibilidad, la responsabilidad social y la ecología. Por ejemplo, cuando se trata de ingredientes de recolección silvestre que provienen de otros países, especialmente en vías de desarrollo, se ha de vigilar que no son especies incluidas en la lista CITES de especies amenazadas. O en el caso de ingredientes de origen mineral, que no hayan sido extraídos de minas donde se practica la explotación laboral o, lo que es peor, el trabajo infantil.
Muchas marcas de cosmética econatural pertenecen a grandes empresas de cosmética convencional que han querido aprovechar un nicho de mercado
Tampoco hay que olvidar que muchas marcas de cosmética econatural pertenecen a grandes empresas de cosmética convencional que han querido aprovechar un nicho de mercado. Sin poner en duda la calidad de sus productos, debemos ser conscientes de que los beneficios de sus ventas van a parar a sus propias manos.
Por suerte, tenemos empresas pequeñas y medianas, que son ejemplo de integración de su actividad económica con el máximo respeto por el medio ambiente y las personas. Por eso cuidan mucho la trazabilidad de todos los ingredientes que incorporan en sus cosméticos ofreciendo un producto de gran calidad ética y ecológica. Y la combinación de estas empresas que tanto luchan por su cosmética natural con su certificación por alguna de las certificaciones auténticas de cosmética natural y ecológica, supone la garantía total para los consumidores.
Autoras: Nuria Alonso, Certificación BioVidaSana y Montse Escutia, Proyecto Ecoestética
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