Viento, cambios de temperatura, falta de humedad… El invierno pone a prueba nuestra piel. Esta se vuelve más sensible y apagada, y las imperfecciones son más visibles. Reforzar los cuidados durante esta época del año es imprescindible para mantener un rostro sano, hidratado y suave. Y la cosmética natural es la mejor solución para ello. Las fórmulas elaboradas con ingredientes nutritivos consiguen alcanzar todas las capas de la piel, reforzando la defensa natural de nuestras células y conservando la capacidad de retener la humedad y la hidratación. Aprovechando los principios activos de las plantas podemos devolverle a nuestro rostro su vitalidad durante los meses de frío.


La limpieza es la base
Elegir un jabón facial que permita eliminar las impurezas conservando el equilibrio natural de nuestra piel es fundamental. En este sentido, los jabones naturales a base de aceite de oliva o de coco son ideales: no solo protegen la piel de los factores externos, sino que también la tonifican en caso de irritación o asperezas. Además, combinados con otros ingredientes, como la manzanilla, la caléndula o la miel, resultan altamente hidratantes, desinflamantes y antibacterianos. Ahora bien, debemos procurar no lavar la cara con agua demasiado caliente. Pues las altas temperaturas desequilibran la barrera protectora más superficial de nuestra piel, llegando a causar sequedad e irritaciones.
Podemos complementar la limpieza con tónicos faciales ricos en antioxidantes. Los formulados a base de agua de rosas, por ejemplo, además de eliminar la suciedad acumulada en los poros ayudan a hidratar y rejuvenecer la piel.
Aprovechando los principios activos de las plantas podemos devolverle a nuestro rostro su vitalidad
Estimular la regeneración
Debido a que los capilares se contraen para mantener el calor corporal, la piel recibe menos oxígeno y menos nutrientes en esta época del año, por lo que el proceso de regeneración celular se ralentiza. Pero podemos retirar las impurezas y las células muertas mediante la exfoliación. Eso sí, ya que la piel suele estar más sensible de lo habitual, debemos asegurarnos de utilizar exfoliantes suaves.
El ingrediente estrella para ello es la arcilla. Ya sea blanca, verde o roja, limpia las impurezas, absorbe el exceso de grasa y equilibra la dermis de manera natural. Si lo preferimos, podemos utilizar también formulaciones a base de avena, otro de los grandes exfoliantes naturales.
Hidratación en profundidad
Tampoco puede faltar en nuestra rutina una buena crema hidratante rica en vitaminas, nutrientes y ácidos grasos para mantener la piel sana y elástica durante los meses de frío. La crema hidratante de argán es una de las más indicadas para la temporada invernal y las pieles secas. De efecto antioxidante y antiarrugas, el argán da vitalidad a las células madre, favoreciendo el rejuvenecimiento de la piel y la cicatrización. También destaca la crema hidratante de rosa mosqueta, que nutre y repara en profundidad, a la vez que estimula la circulación sanguínea.
Para un toque de hidratación extra, podemos incorporar a la rutina las mascarillas faciales o añadir a la crema hidratante unas gotas de aceites vegetales y esenciales ricos en nutrientes (árbol del té, jazmín, lavanda, macadamia o aguacate). Basta con hacerlo un par de veces a la semana para marcar la diferencia en el aspecto de nuestro rostro.
La crema hidratante de argán es una de las más indicadas para la temporada invernal y las pieles secas
Protección solar ante todo
Los días de calor se han esfumado, pero la radiación solar sigue presente y nuestra piel sigue absorbiendo los rayos ultravioletas, responsables del envejecimiento prematuro y la aparición de manchas oscuras, entre otros. Proteger la dermis frente a la acción de los rayos UV con la ayuda de un buen protector solar a base de filtros minerales es fundamental en cualquier momento del año y nos permitirá, además, conservar la luminosidad natural de nuestro rostro también en invierno.
¡No olvides los labios!
Por último, pero no menos importante, los labios. Una rutina facial no está completa si descuidamos nuestros labios, a menudo olvidados. Al igual que la piel del rostro, los labios se secan y se agrietan en contacto con el frío. Mantenerlos hidratados y protegidos con un buen protector labial es el primer paso para sacarles el máximo partido. Para ello, conviene tener a mano un bálsamo labial formulado con mantecas y aceites vegetales, como el karité, la jojoba o las almendras, para nutrirlos y repararlos de forma constante.
Autora: Ariadna Coma, Periodista
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