No importa la cantidad ni qué tipo de cremas, sérums y mascarillas apliquemos sobre nuestro rostro para conseguir una belleza radiante, si antes no hemos completado una limpieza profunda. La limpieza es el primer paso de cualquier ritual de belleza facial, la condición fundamental para que el resto de productos de nuestra rutina se absorban correctamente y, aún más importante, puedan actuar con total efectividad. Por ello, debemos darle la importancia que se merece.

limpieza facial
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Retira impurezas, mañana y noche

Retirar el exceso de grasa y las impurezas acumuladas en la piel es necesario para que el cutis transpire correctamente y tenga un aspecto luminoso. Debemos procurar hacerlo a diario y de manera rutinaria, por la mañana y por la noche, con un producto adecuado a nuestra piel y que nos resulte cómodo de utilizar.

Dentro de la cosmética natural, encontramos múltiples formatos a elegir. Ahora bien, al escoger el producto es importante fijarse en los certificados de calidad (BioVidaSana, Ecocert, Natrue, CAAE u otros sellos reconocidos), que brindan la garantía que sus ingredientes son ecológicos y de procedencia natural.

Podemos optar por los clásicos jabones o geles faciales, formulados con principios activos naturales hidratantes y refrescantes, que retiran la suciedad de los poros sin irritar la epidermis, la capa más superficial de la piel. Las leches limpiadoras son conocidas por su suave textura, capaz de absorber la suciedad sin riesgo de irritaciones. Por otro lado, el agua micelar es una loción suave que combina agua purificada con ingredientes hidratantes. Su ventaja es que es apta para todo tipo de pieles y, además de limpiar en profundidad, tonifica el rostro. Debido a su base aceitosa, los aceites limpiadores actúan como solvente, por lo que son ideales para retirar el maquillaje y dejar el rostro con un aspecto elástico, sin ser graso, si está indicado para nuestro tipo de piel.

Retirar el exceso de grasa y las impurezas acumuladas en la piel es necesario para que el cutis transpire

El modo de empleo puede variar según el producto. Por norma general, el agua micelar y los aceites se aplican sobre el rostro seco y, si es necesario, se retiran suavemente con la ayuda de un disco o una toalla de algodón. Los geles y jabones limpiadores se aplican sobre el rostro húmedo, masajeándolo con movimientos circulares, sin frotar, con las manos o con la ayuda de esponjas naturales (las de fibra de Konjac son conocidas por su exfoliación suave, manteniendo el equilibrio del pH de la piel). Al enjuagar, es recomendable usar agua tibia para eliminar el máximo de impurezas posible sin inflamar ni resecar la piel.

Tómate tu tiempo

Podemos hacer nuestra rutina más o menos extensa, en función del tiempo del que dispongamos, el estado de nuestra piel y las actividades a las que nos sometemos a lo largo del día, pero nunca olvidarla, si buscamos lucir un rostro radiante.

A veces, un lavado a conciencia es suficiente. Sin embargo, hay días en que notamos la piel más pesada, ya sea por el exceso de sudor, el uso de maquillaje y protectores solares o la exposición a la contaminación ambiental. Si buscamos una limpieza más profunda, podemos combinar dos productos limpiadores, el primero a base de agua o aceite y el segundo a base de gel o crema, para limpiar el rostro dos veces en una misma sesión. Es lo que se conoce como la doble limpieza facial.

La limpieza es la condición fundamental para que el resto de productos de nuestra rutina se absorban correctamente

También podemos recurrir a la exfoliación que, además de dar un plus a la limpieza de cutis, nos permitirá retirar las células muertas, estimular la regeneración de la piel, minimizar el tamaño de los poros y conseguir que esta sea más receptiva al resto de productos que apliquemos a posteriori. Según el tipo de piel que tengamos, tras la limpieza, podemos aplicar mascarillas o geles exfoliantes no más de una o dos veces por semana. El uso excesivo de este producto acaba por producir el efecto contrario: reseca la piel, dejándola irritada y tirante. Para restaurar el pH natural de la piel, cerrar los poros y conseguir una sensación refrescante aplicaremos un tónico facial.

Hidratar y proteger la piel

La hidratación es el otro elemento imprescindible en las rutinas de belleza. La crema hidratante proporciona agua y nutrientes a las células, favorece la elasticidad y crea una barrera protectora frente a los agentes externos y los radicales libres (contaminación, cambios de temperatura…). Por último, pero no menos importante, aplicar un protector solar de calidad sobre el rostro y los labios, incluso en invierno, ayudará a proteger la piel de los rayos ultravioletas y evitar el envejecimiento prematuro.

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Herbolario NavarroAutora: Ariadna Coma, Periodista

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El Botiquín Natural Octubre 2022