Los pies sostienen el peso de nuestro cuerpo, pero no siempre los cuidamos como se merecen. Con la bajada de temperaturas, permanecen mucho tiempo encerrados en los zapatos y están continuamente expuestos a roces, presiones y humedades. No obstante, lucir unos pies suaves y bonitos no es complicado. Solo hace falta incluirlos en nuestra rutina habitual.

cuidado pies invierno
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Retirar la suciedad y las impurezas

Como toda rutina de belleza, el cuidado de los pies parte de una buena limpieza. En el aseo diario cabe prestar atención también a los pies, para eliminar los restos de suciedad y el sudor acumulados. Lavarlos con un jabón natural e hidratante, que respete el pH natural de la piel, es el primer paso para preparar los pies para los cuidados posteriores. Además, si durante la ducha alternamos el agua fría y caliente, reactivaremos la circulación sanguínea, estimulando una entrada en calor más efectiva.

Baños de pies, relajantes y desinflamantes

Si queremos dedicarles una atención extra, podemos preparar un baño de pies o pediluvios. Solo necesitamos un barreño con agua fría o templada (según el efecto que busquemos) y añadirle sales o aceites esenciales específicas, en función de las necesidades que deseamos tratar. Por ejemplo, si añadimos un puñado de sal gruesa y sumergimos los pies durante 25 o 30 minutos en agua templada, ayudaremos a rebajar la hinchazón de los pies, dejando a su paso una sensación relajante.

Tras el lavado conviene secar bien los pies, especialmente la zona entre los dedos y las uñas, para prevenir hongos

Sea como sea, tras el lavado siempre conviene secar bien los pies, especialmente la zona entre los dedos y las uñas. Así evitaremos humedades y podremos prevenir uno de los problemas más comunes: los hongos.

Tratar durezas y callos

La fricción continuada, la presión del propio zapato y el peso constante de nuestro cuerpo pueden endurecer la piel de los pies, ocasionando callos y durezas. Estos no son más que la acumulación de pieles muertas, pero una vez aparecen, pueden ser difíciles de eliminar.

Para tratarlos, seguiremos los pasos anteriores: lavaremos bien, ablandaremos la piel con agua templada y la exfoliaremos suavemente para retirar las pieles muertas. Podemos hacerlo con productos específicos o con la ayuda de exfoliantes naturales (como la piedra pómez), masajeando delicadamente las zonas afectadas. Una vez terminada la exfoliación, es importante hidratar la piel debidamente.

Hidratación: el secreto de unos pies bonitos

Tanto si lo hacemos después del baño o tras la exfoliación, la hidratación de los pies es necesaria para reparar grietas, calmar irritaciones y dejar atrás la sequedad. Las cremas a base de aceites nutritivos (jojoba, oliva, almendras, rosa mosqueta, manteca de karité, aloe vera, etc.) son ideales para apoyar la reparación natural de la piel y mantenerla hidratada, elástica y resistente. Por otro lado, los aceites de árbol del té y de lavanda ofrecen una protección extra contra hongos y bacterias, mientras que el aceite de salvia contribuye a prevenir malos olores derivados de la sudoración.

Al aplicar la crema, podemos masajear suavemente la planta de los pies, desde la almohadilla plantar hasta los talones (sin olvidar los dedos), para aliviar la sensación de pies cansados u otras patologías. Mientras, nuestros pies entrarán fácilmente en calor.

Las cremas a base de aceites nutritivos (jojoba, oliva, rosa mosqueta, karité) son ideales para reparar la piel y mantenerla hidratada

Las uñas, más que una cuestión estética

Las uñas también forman parte del cuidado de los pies. Dado que son más visibles, en verano les prestamos más atención, manteniéndolas bien cortadas o esmaltadas con colores brillantes. Sin embargo, a pesar que queden más resguardadas, en invierno también requieren de mimos y cuidados.

Cortarlas correctamente puede evitar lesiones o infecciones no deseadas. Con la ayuda de un cortaúñas o tijeras especiales para ello, debemos hacer cortes rectos y suficientes para que no presionen contra la punta del zapato ni se formen uñas encarnadas. Son una parte frágil de nuestro cuerpo, por lo que se deben tratar a consciencia.

Alejarse al máximo de los materiales sintéticos marcará la diferencia en la salud de nuestros pies

Escoger un buen calzado

La cosmética natural es un buen apoyo para el cuidado de los pies, del mismo modo que lo es el saber elegir un buen calzado. Si los zapatos no se ajustan a nuestra anatomía pueden ocasionar problemas como mala postura, deformaciones o en dolores crónicos. Por lo tanto, procurar un calzado cómodo durante todo el año es fundamental.

Asimismo, alejarse al máximo de los materiales sintéticos marcará la diferencia en la salud de nuestros pies. Para evitar el exceso de sudoración y permitir que los pies respiren mejor, es preferible elegir medias y calcetines elaborados con fibras naturales (como el algodón o el bambú).

Autora: Ariadna Coma, Periodista

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